Para adelgazar hay una fórmula bien sencilla: quemar más calorías de las que se ingieren, comer menos cantidad y moverse más. Pero cualquiera que haya empezado una dieta para perder peso sabe que es mucho más difícil de lo que parece.

Te pasas días restringiendo lo que comes y cuando llega el momento de enfrentarse a la báscula te das cuenta de que apenas has perdido unos pocos gramos que encima recuperas más rápido de lo que se fueron. No te preocupes ni te vengas a abajo, puede que hayas cometido alguno de estos errores. Simplemente deja de hacerlos.

1.- No dormir lo suficiente. La leptina, conocida como hormona del hambre, está directamente relacionada con la cantidad de tiempo que dormimos. Mantener unos buenos niveles de esta hormona nos ayuda a sentirnos saciados y nos limitaremos a las cantidades de alimentos que realmente necesitamos.

No sólo eso, dormir poco y mal aumenta la cantidad de cortisol -la hormona del estrés-, lo que se traduce en un incremento de los niveles de azúcar en sangre, uno de los principales responsables de que se acumulen grasas alrededor de la barriga.

Cuantas menos horas de descanso tengamos -no hay una cifra mágica y depende de cada persona, pero la mayoría de los expertos recomiendan una media de 8 al día- seremos más propensos a caer en la tentación de comer grasas y alimentos altamente calóricos.

2. Reducir las calorías demasiado. Una de las máximas cuando decidimos ponernos a dieta es que esta sea realista. De lo contrario, nuestra fuerza de voluntad brillará por su ausencia porque nos hemos puesto metas prácticamente inalcanzables.

Si comenzamos un plan de alimentación demasiado estricto y bajo en calorías, pasaremos tanta hambre que nuestro cuerpo quemará menos grasas porque guardará reservas para no quedarse a cero de energía. El número de calorías es importante pero no tanto como la calidad de las mismas: debemos eliminar los alimentos procesados y mantener un equilibrio de proteínas, grasas saludables y aumentar la cantidad de fibra comiendo muchas frutas y verduras. Así mantendremos la sensación de hambre a raya y no nos faltará ninguno de los alimentos básicos.

3. Comer con poca frecuencia. Para mantener el cuerpo en marcha y conseguir que queme grasas, tenemos que darle los alimentos adecuados con más frecuencia de la habitual. Si sólo comemos tres veces y en cantidades mínimas no saciaremos el apetito y nuestro cuerpo no será capaz de eliminar de verdad los kilos que nos sobran.

Se necesitan cinco o seis comidas más pequeñas para la mantener el metabolismo funcionando y con unos niveles de energía constante. Recuerda que no comer no adelgaza, así que procura tomar varios aperitivos saludables a lo largo del día.

La dieta exprés no es la más efectiva

4. Saltarte el desayuno. Numerosos estudios han señalado que las personas que renuncian al desayuno tienen entre cuatro y cinco veces más posibilidades de ser obesos. Además, comer bien a primera hora de la mañana influye en nuestro humor y en nuestra capacidad de concentración, aptitudes determinantes para ser capaces de mantener una dieta sin saltárnosla.

Hay que llenar el tanque para que la quema de calorías comience con buen pie y nuestro cuerpo funcione correctamente. Pero, ¿qué desayunamos? Una cantidad adecuada de hidratos de carbono, grasas saludables y proteínas nos ayudará a activar el metabolismo y que funcione correctamente el resto del día.

5. Cenar demasiado. Debemos programar la ingesta de alimentos diaria en función de los niveles de actividad de cada momento. Ya, claro. Pero llegas a casa cansado del trabajo y te das un homenaje para saciar el apetito acumulado a lo largo de la jornada. ¡Error!

El cuerpo necesita las calorías como combustible para estar en funcionamiento, pero si tomamos más en la cena, justo antes de tumbarnos en la cama, claramente nos costará más quemarlas. Como bien resume el refrán, tenemos que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo.

6. No hacer ejercicio. Ni puedes adelgazar haciendo sólo ejercicio ni restringiendo tus raciones al mínimo. Existe una clara conexión entre dieta y ejercicio, si tratamos de perder peso sin hacer ningún esfuerzo físico el régimen será un completo fracaso. Tampoco hay que correr maratones pero es fundamental moverse. Simples gestos como subir andando las escaleras o procurar ir caminando a cuantos más sitios mejor, pueden ser la clave para que adelgacemos. Si queremos perder peso y no recuperarlo, simplemente, no hay otra opción.