Cada vez más personas se unen a la moda de tomar a primera hora de la mañana y en ayunas un vaso de agua tibia con el zumo de un limón sin azúcar.

Mezcla a la que se le han atribuido propiedades prácticamente mágicas que pasan desde ayudar a adelgazar hasta solucionar los problemas de estómago o eliminar más toxinas que una sesión de entrenamiento.

Pese a su creciente fama, son muchos quienes se plantean si este sencillo mejunje es tan sumamente útil como la gente cree. Llevamos sus tres principales beneficios para la salud a debate.

¿Mejora los problemas de digestión?

En realidad, consumir cítricos en exceso podría incrementar los problemas con su estómago. Resulta que el ácido de los niveles hace que la digestión sea algo más complicado provocando incluso pequeños calambres casi imperceptibles.

¿De dónde se han sacado entonces lo de que acaba con nuestros problemas digestivos? Resulta que el ácido cítrico puede mejorar la absorción de hidróxido de aluminio, el ingrediente activo que protagoniza la mayoría de los antiácidos.

Pero consumirlo a diario y en ayunas podría tener los efectos contrarios si somos un poco delicaditos del estómago.

¿Aumenta la absorción de minerales?

Se ha demostrado que la vitamina C del zumo de limón ayuda al organismo a absorber los minerales y nutrientes con más eficacia, pero lo de que tengamos que tomarlo a una temperatura caliente no mejora este efecto.

A menudo pensamos en los cítricos como la fuente principal e incluso única de vitamina C, pero no sólo hay en limones, naranja o pomelos.

Frutas, verduras y hortalizas como los pimientos, las espinacas, las fresas o el brócoli, también contienen buenas cantidades de esta vitamina que, ciertamente, nos ayuda a que los minerales que consumimos no caigan en balde.

Pero quizás sea más útil que te comas una buena ensalada de espinacas o un bol de fresas, sea a la temperatura que sea.

¿Ayuda a eliminar toxinas?

Los limones –y sí, también las naranjas o pomelos– contienen un antioxidante llamado D-limoneno, un desengrasante natural que se encuentra concentra especialmente en la cáscara, no en el jugo.

Se ha demostrado que el D-limoneno activa las enzimas que ayudan al hígado a deshacerse de residuos y toxinas. Pero, ¿tiene el zumo de medio limón el suficiente D-limoneno para mejorar este proceso? Probablemente no.

Un litro de zumo de cítricos (sin las cáscaras, como habitualmente lo consumimos) contiene un promedio de 100 miligramos de esta sustancia.

¿Y cuánto sería necesario para eliminar tantas toxinas como prometen los defensores de este saludable líquido? Al menos 500 miligramos. Con el zumo de medio limón lo máximo que hacemos es agriar nuestro gesto a primera hora de la mañana.