Probablemente la ‘Barkley’s Marathons’ sea la carrera más dura que se puede encontrar en el mundo. Si nos atenemos al número de corredores que han podido acabarla, sin duda es así. Pero su historia y los datos que deja año tras año apoyan esta teoría.

Si miramos su ficha técnica (la cual no existe oficialmente) la carrera consta de 100 millas, es decir, unos 160 kilómetros con 36.000 metros de desnivel positivos y otros tantos de desnivel negativo. Pero la cosa no queda ahí, todavía hay más.

El recorrido consiste en dar cinco vueltas a un circuito de aproximadamente 32 kilómetros aunque algunos corredores han afirmado que probablemente sean 42 kilómetros los que se corren en cada vuelta. Y sólo es probablemente porque no se permite el uso de GPS. El circuito no está marcado y hay que completarlo utilizando un mapa y una brújula. ¡Todo facilidades, oiga!

Para complicar un poquito más las cosas, los corredores realizan la primera vuelta en el sentido de las agujas del reloj y las siguientes van cambiando de sentido alternativamente. El primer corredor que llega al comienzo de la quita y última vuelta, puede elegir en qué sentido darla. El resto de corredores (si es que los hay) salen en el sentido opuesto al corredor que le precede.

El tiempo máximo que los participantes tienen para poder completar la carrera es de 60 horas. Una media de 12 horas por cada vuelta. Y solo pueden recibir asistencia al acabar cada vuelta. Así que tienen que realizar los 32 (o 42) kilómetros de cada vuelta en autosuficiencia. Algún año la organización ha puesto varias garrafas de agua por el recorrido para ayudar a los corredores.

El terreno tampoco ayuda mucho al corredor. Empinados cortafuegos, subidas y bajadas técnicas, tramos atestados de una especie de brezo que deja las piernas y brazos de los corredores cuál ‘Cristo de Medinaceli’. Por no hablar de las temperaturas cambiantes que se pueden dar durante el fin de semana. Desde calor y humedad a un congelador frío, con lluvia y granizo. ¿A qué te está apeteciendo correrla? Pues espera, que inscribirse no es tan fácil.

Nadie sabe cuándo será la carrera. Es un pequeño gran secreto. Sólo por el boca a boca la información llega a corredores que quizá puedan estar interesados. Si por ventura te enteras de donde tienes que escribir para poder correr la ‘Barkleys Marathons’ entonces tendrás que enviar una carta al organizador con tus méritos deportivos. Él decidirá si te acepta o no. Sólo cuarenta corredores al año son los ‘agraciados’.

Si por ‘desgracia’ eres uno de los elegidos, recibirás una carta de ‘condolencias’ informando que eres uno de los cuarenta insensatos que se enfrentarán a esta ‘devoradora’ de corredores. A partir de ahí, solo tienes que personarte el día de la salida de la carrera con 1,60 dólares y una matrícula de tu país o estado en el que vivas. Ya veis que cara, lo que se dice cara, no es. Si el destino quiere que vuelvas a repetir participación, entonces el ‘precio’ de la inscripción cambia. Esta dependerá de lo que el organizador necesite ese año, quizá una camisa, puede que unos calcetines... él ya te avisará.

Pero por el simple hecho de llegar a la salida no se han acabado las sorpresas. Todavía falta alguna que otra. La primera es que no se sabe la hora exacta de la salida. Hay un margen de 12 horas entre las que se puede producir el inicio. Un toque de una concha de mar avisa a los corredores de que tienen una hora para prepararse para empezar a correr.

Otra peculiaridad es cómo se da el ‘pistoletazo de salida’. En este caso el alma mater de la prueba, Gary Cantrell aka. Lazarus Lake, enciende un cigarrillo, le da una calada y sonríe viendo cómo cuarenta insensatos e insensatas se enfrentan al infierno en vida. ¡La carrera ha empezado!

Desde ese momento cada corredor tiene que ingeniárselas para llegar a los ‘puntos de control’. Estos son unos libros que están repartidos por el recorrido. Normalmente son unos 11 libros. El corredor debe arrancar el número de página de su dorsal y llevar las once hasta el final de la vuelta. Los títulos de los libros son una ‘finísima alegoría’ de lo que es la carrera

 

Sobre el papel parece que la carrera no sea para tanto pero hay varios números fríos que te dejan más frío aún. Desde su primera edición allá por el año 1986 hasta 1995, ningún corredor fue capaz de terminarla. Y si echamos cuentas de las casi 35 ediciones que lleva esta carrera, el número de finishers se reduce a quince entre todas sus ediciones. Y en estos quince totales, hay algunos que han repetido. Jared Campbell puede considerarse un héroe en vida o el mayor de los insensatos, según se mire, ya que ha conseguido acabarla en tres ocasiones.

Al acabar (si es que acabas) no esperes una bolsa del corredor, una camiseta y una medalla. Lo que encontrarás es el aplauso y admiración de todos los que no han podido terminar y la felicidad de no haber perecido en el intento. Eso y heridas en las piernas, manos, alguna que otra ampolla y seguro que un cansancio cercano al que sintió Forrest Gump el día que decidió dejar de correr y volver a su casa.

Y ahora, es posible que te estés preguntando en la cabeza de qué degenerado puede haberse perpetrado una tortura de este calibre. Pues la cabeza pensante no es otra que la de Gary Cantrell , un corredor de ultra distancia que se inspiró en la fuga de James Earl Ray, quien asesinó a Martin Luther King de la prisión de Brushy Mountain en el año 1977. Pero esta es otra historia…

¿Qué te ha parecido la ‘Barkley’s Marathon?