Esa extraña sensación de estar en la cama un jueves por la mañana me reconforta. A estas horas debería ir en el autobús camino del trabajo. Pero hoy en el banco me han dado el día libre. Mi jefe me miró con cara rara cuando le dije que iba a correr la ‘San Silvestre Vallecana’, cara que le cambió súbitamente cuando le dije que iba a correr al lado de José Luis González.

Aunque a la gente del banco no les interese lo más mínimo el atletismo, con José Luis González la cosa cambia. ¡Joder! Este año ha sido campeón de Europa en pista cubierta y subcampeón del mundo. Además mi jefe es del mismo pueblo que González y eso le ha llegado al corazón.

Me acurruco un poco más en la cama buscando el calor de mi propio cuerpo, fuera hace frío y habrá que encender el radiador del salón cuando se despierten los niños. Este 1987 ha sido un buen año, con sus cosas malas como siempre, pero acabará de la mejor manera posible.

Echo la vista atrás y sonrío al recordar los buenos momentos. El cachondeo en la oficina cuando Lola Flores nos pidió a los españoles que le diéramos una peseta cada uno para pagar su ‘pufo’ con Hacienda. La segunda Liga consecutiva que ganó el Madrid, la verdad es que este equipo tiene pinta de marcar una época, el ‘Buitre’ ese es muy bueno.

Aquel concierto al que me llevó mi primo Dani, unos irlandeses que yo no conocía pero que llenaron el Bernabéu hasta la bandera, U2 se llaman. La ‘brasa’ que me han dado los dos enanos con el nuevo juego ese de los recreativos, todos los fines de semana: “Papá llevamos a jugar al ‘Street Fighter’, por faaaa’; se han dejado los cinco duros de las propinas semana si, semana también.

Y como no, el ‘pollo’ que me montó mi mujer aquel día en el cine. Que ella quería ver ‘Dirty Dancing’ sí o sí. “Me han dicho que es una película de amor muy bonita y que los muchachos que salen bailan requetebien”. Y yo discutiendo con ella porque quería ver ‘Arma letal’. A mí las pelis de policías y tiros me molan más que esas pasteladas de amor. Al final, como siempre, vimos lo que mi mujer quiso. Y suerte que esa noche no dormí en el sofá por mi intento de motín.

Pero también ha habido cosas malas y que me ponen los pelos de punta. Los atentados de ETA en el Hipercor de Barcelona y la casa cuartel de Zaragoza me parecen aberrantes. ¿Cuándo dejará de matar esta gente? Y el lunes negro de Wall Street, ¡vaya susto! Todo el mundo comparándolo con el ‘Crack de 1929’. También me da miedo pensar como se está globalizando todo y como nos afecta lo que sucede en otras partes del mundo.

Y aquello que leí hace unos meses en el periódico: somos ya 5000 millones de personas en el mundo. ¡Madre mía! Al paso que vamos nos vamos a comer el planeta para poder subsistir todos. A este ritmo creo que los hijos de mis hijos lo van a tener jodido para vivir en un mundo decente.

Pero bueno, dejo ya de divagar. Que tengo que levantarme y preparar las cosas para la cena de Nochevieja, dar de desayunar y comer a los dos ‘bandarras’ que he engendrado y sobre todo prepararme yo para la carrera. ¡Qué nervioso estoy!

Ha sido una suerte que la organización haya contado conmigo para correr. Seremos menos de cuatrocientos corredores en la salida. ¡Y vaya corredores! González, Harris, Barrios, Tanui... y muchos más atletas internacionales. Y entre ellos yo. Aún no me lo creo.

Este año han recortado un poco la distancia y la han dejado en ocho kilómetros justos. Salimos de Recoletos, junto a las oficinas del Marca y acabamos en el campo de Rayo. ¡Qué ganas de que lleguen ya las 8 de la tarde! Lo malo va a ser volver desde Vallecas al barrio.

El metro a esas horas ya ha cerrado así que me veo teniendo que aflojar la mosca por un taxi. Todo sea por no llegar tarde a la cena y volver a tener que catar el sofá esta noche. Además no quiero perderme a una tal Sabrina que hoy actúa en el programa de fin de año, los compañeros del trabajo dicen que está ‘de toma pan y moja’.

Ya oigo a los niños, se acabó la paz... toca levantarse y desayunar.

Llego a la cocina y está mi mujer con mi nuera peleándose con el sinvergüenza de mi nieto y con la princesa de la casa, mi nieta Ainhoa. La casa es la misma, el olor a café recién hecho también, pero han pasado 30 años. Lo que tampoco ha cambiado es que esta tarde correré la San Silvestre Vallecana, eso sí, la popular, como la llaman desde hace unos años.

En estos treinta años que llevo corriendo el 31 de diciembre he visto cambiar muchas cosas en la carrera que más me gusta del mundo. Ha variado el recorrido, el número de corredores, del dorsal de papel pasamos a una camiseta-dorsal, que muchos años es más fea que mandar a un padre a por tabaco. Muchos, muchos cambios, y no solo en la carrera también en el mundo en general.

Aunque yo me quedo con los cambios buenos. Las nuevas tecnologías, que han traído muchas comodidades a nuestras vidas. Internet, las redes sociales esas... Yo me he abierto un Facebook y una cuenta en Instagram y me lo paso pipa viendo fotos de conocidos y no tan conocidos o comentando las publicaciones de mis hijos.

El mundo ha evolucionado mucho en estos 30 años. Pero hay cosas que parecen seguir como antes, la población sigue creciendo y nosotros seguimos haciendo como si la Tierra y sus recursos fueran infinitos. ETA ya no mata pero ahora están esos del ISIS que no se cortan en asesinar utilizando, bombas, aviones o incluso furgonetas. Ya no es Lola Flores la que tiene problemas con Hacienda, ahora son Messi y Ronaldo.

Y hay más cosas que no varían por mucho que pase el tiempo, el Madrid ha vuelto a ganar la Liga y la Champions. U2 vuelven a tocar en España y siguen ‘petando’ (como dice mi nieto) los estadios donde actúan. Y ayer, sin ir más lejos volvieron a poner en televisión ‘Dirty Dancing’. Las risas que nos echamos mi mujer y yo recordando aquel día en el cine.

Lo que tampoco ha cambiado ni cambiará mientras pueda seguir calzándome las zapatillas es esa ilusión y esos nervios que tengo el día 31 por poder correr por las calles de Madrid. ¡Este año me pienso disfrazar y todo! Que las cosas cambien no quiere decir que sean peores, ni mejores, todo depende de cómo afrontemos nosotros esos cambios.

Me encanta ver como cada vez más gente disfruta de una carrera donde no hace mucho tiempo corríamos 400 elegidos. Hoy, en 2017, seremos más de 40.000 runners (como nos llamamos ahora). ¿Una locura? Sí, pero bendita locura.