El hecho es el siguiente: existen deportistas y atletas profesionales que fuman hierba. Fin. Ya sea a escondidas, fuera de temporada para evitar los controles o solo en ocasiones puntuales, el consumo de cannabis en el deporte es un tabú que saltó por los aires el mes pasado a partir de un reportaje publicado por Bleacher Report.
Grandes mitos, ya retirados, de las ligas de baloncesto NBA o fútbol NFL de Estados Unidos no dudaron en verbalizar lo que era un secreto a voces: fumaban -y fuman- incluso antes de un partido. Apelaban a mejoras en la concentración, rendimiento, relajación, ánimo y resistencia al dolor. Estas declaraciones llegan el mismo año que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) ha eliminado el cannabidiol (CBD, componente no piscoactivo del cannabis) de la lista de sustancias controladas. Se mantiene la penalización del uso de cannabinoides en general y del THC en concreto, pero se abre una ventana al consumo terapéutico en el deporte.
Beneficios ¿demostrados? del cannabis
Entre los jugadores que “salieron del armario” sobre los porros en el vestuario encontramos nombres la NBA como Matt Barnes, Al Harrington , Cuttino Mobley y Kenyon Martin, y ex jugadores de la NFL Shaun Smith, Ryan Clady, Bo Scaife y John Moffitt. "Estábamos jugando en Indiana un día: no me sentía bien, tenía una lesión en el muslo o la cadera o algo así", relata Martin, una vieja gloria de la NBA, en la entrevista. "Así que fumé. En principio no iba a jugar. Pero llegamos al campo: me sentía bien… me acerqué al entrenador y le dije que quería jugar. Salí y tuve un gran partido”. Y mucho antes habían hablado abiertamente sobre el tema otros deportistas de elite, como Michael Phelps o Usain Bolt.
Los argumentos que dan a favor de su uso tienen que ver con los posibles beneficios medicinales o terapéuticos de esta sustancia. Existen estudios que han planteado el efecto broncodilatador del THC, reducción del dolor y la inflamación, alivio de dolores neuropáticos, beneficios para la conciliación del sueño y resistencia a la insulina.
Sin embargo, la comunidad médica todavía no se pone de acuerdo sobre sus beneficios. La Asociación Médica Mundial plantea riesgos a tener en cuenta como comorbilidades psiquiátricas, policonsumo de sustancias, deterioro en la capacidad pulmonar debido a las partículas del humo de la marihuana o reducción en los reflejos y por tanto mayor riesgo de los accidentes de tráfico.
El Consejo General de los Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) de España firmó en diciembre del año pasado un Informe en el que exigía que el uso terapéutico del cannabis tenga un respaldo científico sólido y que se someta al control de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios como cualquier otro fármaco, ya que dudan que exista justificación terapéutica para su consumo.