Hace 40 años, un grupo de valientes se lanzaron a crear la que sería la primera maratón que se celebraba en España: la Maratón de Madrid. Por entonces aún no habían llegado las marcas que hoy dan nombre a la carrera y los runners no eran runners, sino corredores o, en el mejor de los casos, practicantes de footing.

Por eso, esta edición de 2017 es especial. En primer lugar por el ilustre aniversario y, en segundo, porque la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo ha otorgado a la Maratón de Madrid la Etiqueta de Oro, lo que la pone al mismo nivel en cuanto a importancia que Nueva York, Boston o Londres.

Y, desde luego, no será por su facilidad. Los que la han corrido saben muy bien que su recorrido no es de los más sencillos del circuito de maratones. Las cuestas de una ciudad como Madrid, junto a las temperaturas elevadas que se esperan para esta edición, harán que el 23 de abril todos aquellos que acaben la carrera sean unos auténticos héroes.

En todo este tiempo, la Maratón de Madrid ha cambiado significativamente. Por ejemplo, en 1978 hubo una categoría infantil de la carrera y no sería hasta 1980 cuando ganaría el primer extranjero en la categoría profesional. Fue el argentino Víctor Llusa, con un tiempo de 2:24:13. Ahora, sin embargo, casi hay que hacer una categoría para los ganadores africanos y otra para el resto.

Esta carrera popular también fue innovadora en su momento. Fue la primera maratón que usó un cronómetro electrónico en la línea de meta, la primera que empezó a dar medallas a todos los finalistas y una de las primeras en introducir la pasta como alimento para después de la carrera.

En esta 40º edición participarán 35.542 corredores, de las que 13.542 correrán el recorrido completo y el resto harán las pruebas paralelas de la media maratón o los 10 kilómetros. En esta ocasión, el tiempo acompañará durante el recorrido, que irá desde la Plaza de Cibeles hasta el madrileño parque de El Retiro.