Si eres corredor seguro que la conoces aunque sea de oídas. La fascitis plantar es una de las lesiones que más aterran a los corredores populares. Un fantasma que acecha a la vuelta de la esquina y del cual es difícil escapar cuando te ha echado el guante. Pero, ¿en qué consiste esta lesión tan común? Y lo que es más importante, ¿cómo podemos salir de ella?

Lo primero de todo es saber qué es la fascia plantar. Es una banda elástica que va desde la zona del calcáneo (talón) hasta la zona de los metatarsos (debajo de los dedos). Es muy importante ya que mantiene el arco del pie y es responsable de absorber y devolver la energía cuando el pie impacta contra el suelo.

La fascitis es una inflamación de esta zona y normalmente donde más se refleja es en la zona de inserción del calcáneo (talón). Por eso, uno de los síntomas de esta lesión es un dolor agudo en la parte interna del talón. Este dolor suele ser más intenso por la mañana ya que la zona durante la noche, tiende a acortarse. Con el paso del día el dolor suele remitir. En la mayoría de los casos el corredor puede realizar la práctica deportiva con ciertas molestias y el dolor se incrementa al finalizar la sesión.

Las causas que nos pueden llevar a sufrir la fascitis plantar son variadas pero las más comunes residen en nuestra pisada y también en el calzado que utilizamos. En verano es muy común sufrir episodios de fascitis ya que sometemos a nuestros a tensiones a las que no están acostumbrados durante otras épocas del año. El calzado más plano y abierto y también el andar descalzo pueden facilitar la aparición de esta lesión en época estival.

Para vencer a esta lesión hay varios métodos y siempre lo mejor es acudir a un experto para que dictamine si realmente sufrimos una fascitis plantar o no y cuáles son los pasos a seguir. Bajar la inflamación es la primera de las tareas y para ello un truco casero es coger una botella de agua pequeña congelada y hacerla rodar con la planta del pie unos 10-15 minutos. También hay varios ejercicios para trabajar y hacer estirar la fascia plantar y de esta manera intentar que el dolor vaya remitiendo.

Estos remedios más o menos caseros aliviarán un poco el dolor y bajarán la inflamación pero hay que llegar al fondo del problema y ver cuál es el origen de la lesión. Por lo que como os he dicho antes hay que acudir a un especialista y ver si el problema deriva de nuestra forma de pisar, del calzado que utilizamos o hay otro factor que facilita la aparición de la dolencia.

También es muy importante que confiéis en vuestro fisioterapeuta. Están acostumbrados a 'pegarse' con fascitis de todo tipo y os pueden ayudar a mejorar de este dolor tan desagradable. ¡No dejéis de visitarles!

Y por último y más importante. Tened PACIENCIA. La fascitis es una lesión que puede ser muy muy pesada y que si no hacemos caso a los consejos que nos den los especialistas puede decidir quedarse una buena temporada con nosotros. Así que ya sabéis, por muchas ganas que tengáis de correr, es posible que una temporadita de reposo os venga de maravilla.