Siempre tratamos de llegar lo mejor preparados posible a una carrera que tenemos marcado en rojo en el calendario. Entrenamos a tope, visitamos a nuestros ‘fisio’ de confianza, cuidamos la alimentación y descansamos para que ese día nuestras piernas den lo mejor de sí mismas. Pero muchas veces los nervios nos pueden jugar malas pasadas y hacer que pasemos por alto pequeños detalles que echen al traste con toda nuestra preparación.

Vamos a repasar algunas cosillas que pueden hacer que no rindamos como debemos o simplemente que tiremos por la borda semanas o meses de preparación.

Los calcetines

Algo tan simple y que hacemos todos los días (ponernos los calcetines), puede convertir en un suplicio nuestra carrera más importante. Póntelos con mimo, con esmero, que queden bien ajustados. De no ser así, una minúscula arruga puede prepararte una ampolla o rozadura que no te dejará correr en condiciones.

Las uñas

Seguimos con los pies. La ducha de la noche antes o de la mañana previa a la carrera ha traído muchos disgustos a cientos de corredores. Echas la vista abajo y ves que tienes unas garras dignas de un águila culebrera. ¿Qué hacer? ¡No te las cortes!

Es fácil que te pases y que montes una carnicería y te dejes los pies para competir en plan ‘Walking Dead’. Acostúmbrate a repasar las uñas una semana o diez días antes de la carrera, así hay tiempo de solucionar posibles desastres.

El chip

Aunque ahora en muchas carreras el chip va integrado en el dorsal, todavía hay algunas pruebas en las que tienes que llevarlo en la zapatilla. No serás el primero ni el último que se deje el chip en casa.

Consejo: prepara todo la noche anterior o incluso déjalo ya puesto en la zapatilla. Luego saca la foto de tu material para la carrera. ¡Esa Instantánea luce mucho en tus redes sociales!

No estrenes

¡Ojo! No confundir con “no entrenes”. Me refiero a que no estrenes nada el día de carrera. Ni zapatillas ni cualquier prenda con la que vayas a correr.

Las zapatillas pueden destrozarte los pies pero una simple camiseta es capaz de hacer que tengas rozaduras donde nunca habías imaginado e incluso para nosotros los corredores, que nuestros pezones sangren cual cochino el día de la matanza.

El desayuno

Desayuna lo que estés acostumbrado a desayunar siempre que sales a entrenar. No cambies tus hábitos. Sobre todo cuando corremos fuera de casa y estamos en un hotel tendemos a hacer experimentos. Sé de primera mano que es difícil mantenerse a raya en un buffet libre, pero siempre es mejor decirle que no a la gula que tener que hacer una ‘parada técnica’ en plena carrera.

Átate bien las zapatillas

Qué sí, que te las atas todos los días que sales a correr pero como he dicho antes, los nervios son muy traicioneros y puede que te la jueguen. Como con los calcetines, hazlo con mimo, con cuidado.

No te las ates ni tan fuertes como para que te gangrenen los pies, ni tan flojas como para que se te desaten en plena carrera. Átalas, trota, calienta, siente como están y si tienes que hacer alguna rectificación, hazla.

Como ves son todo cosas muy, muy sencillas a las que no damos importancia pero que en un día importante pueden hacer que todo se vaya al garete.

Seguro que hay algún detalle que a ti también te ha reventado una carrera. ¡Cuéntamelo anda!