El casco sirve para indicar mediante señales lumínicas tanto la frenada del ciclista como los cambios de dirección. Así es Lumos, un aliado para la seguridad de los amantes de la bici que ha sido creado por tres ingenieros: Eu-wen Ding, Jeff Chen y Peter Macon. Los dos primeros se conocieron, pese a que ambos habían estudiado en Harvard, durante un hackathon celebrado en Boston.

Fue donde nació la idea de crear un casco para la bici con luces que fueran capaces de anticipar los movimientos de los ciclistas. Fueron muy rápidos, en apenas dos días ya habían desarrollado el prototipo. Ahora bien, necesitaban a alguien que tuviera experiencia en la fabricación de cascos y es ahí donde entró el tercer componente del equipo, Peter, que contaba con más de 20 años en este sector.

Ese era sólo el primer paso. Durante un año, los tres componentes han estado trabajando hasta conseguir desarrollar lo que hoy es Lumos: un casco con más de 60 LEDs integrados que ofrece iluminación blanca en el frontal, iluminación roja para la trasera y el freno, e iluminación amarilla para la luz de intermitencia.

Su funcionamiento es sencillo, sólo hay que encenderlo antes de ponérselo y la iluminación principal y trasera acompañarán al ciclista durante todo su recorrido. Mientras, la luz de freno se activa gracias a un acelerómetro que detecta las frenadas, y los intermitentes mediante un dispositivo sin cables que se monta en el manillar y que permiten al conductor avisar de sus movimientos sin necesidad de hacer que una de sus manos abandone la conducción.

Los diodos luminosos brillan gracias a una batería de 1000 mAh (con una duración de entre 1,5 y 2,5 horas) que puede recargarse rápidamente de la misma manera que haces con el móvil. Por otra parte, el dispositivo del manillar funciona con una pila a botón. El conjunto pesa un total de 410 gramos, es resistente al agua, y según sus creadores ha sido homologado y cuenta con las certificaciones de seguridad de Estados Unidos y Europa.

Para poderlo lanzar al mercado, los creadores decidieron recurrir a la financiación colectiva en la plataforma Kickstarter. Fue todo un éxito. En apenas unos días la idea recaudó la cantidad que habían marcado, 125.000 dólares, y ha llegado incluso a multiplicar por cinco esa cantidad.

Su precio de adquisición ha sido de algo más de 100 euros más gastos de envío. Ahora sólo hay que esperar a abril, momento en el que empezarán a distribuir los cascos, para comprobar si las expectativas se cumplen de verdad.