Bebe agua

Tener siempre a tu lado una botella de agua debe ser un must ya que llevar una hidratación correcta te hará sentir más lleno, y por lo tanto acabarás comiendo menos a lo largo del día. Aunque suene a tópico, intenta beber 2 litros de agua al día (no vale meterte una botella de golpe justo antes de acostarte, que nos conocemos).

Toma un vaso de agua con limón según te levantes por la mañana, bebe otra vez cada vez que vayas a sentarte a comer, y sigue bebiendo entre las comidas cuando empieces a sentirte hambriento. Si no bebes suficiente agua, tu cerebro puede pensar que tienes hambre en lugar de sed.

Este es el entrenamiento ideal

La manera más rápida de notar resultados es con un entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) que incluya trabajo de fuerza de todo el cuerpo. Así construirás más masa muscular mientras que aumentas tu metabolismo.

Lo que sí debes saber es que este tipo de entrenamientos son muy duros y tienes que ser muy consciente de la intensidad con la que trabajas. En la parte que tienes que dar el 100%, tienes que darlo sí o sí, no hay excusas. Notarás cómo queman tus músculos, como se acelera la respiración y el pulso, y estarás deseando que acabe, es normal. Pero aguanta, son sólo unos minutos de agonía, por una vida entera de salud y una forma física diez.

Come esto siempre

Siempre que te vayas a sentar a comer incluye fibra, grasas saludables y proteínas. Estos nutrientes son indispensables en cada comida y en al menos dos tentempiés. La fibra hace que te sientas más saciado, las grasas saludables mantienen esa saciedad por más tiempo, y la proteína construye tu musculatura.

Para incluir los 25 gramos de fibra diarios (cantidad recomendada) elige fruta fresca en lugar de zumos, cereales integrales en lugar de hidratos de carbono procesados, y verdura, mucha verdura. Para el caso de las grasas saludables, la mejor opción son los aguacates, nueces, semillas, y el preciado aceite de oliva. Y cuando hablo de proteínas, me refiero a legumbres, carnes magras, y lácteos.

Engaña a tu cerebro

Cuando sea la hora de comer, sirve la comida en platos de ensalada. Sí en los típicos cuencos individuales, o incluso en platos para niños. Esto te forzará a comer normal, con proporciones más ajustadas. Al ver cómo el plato está a rebosar, tu cerebro considerará que es suficiente para llenarte (y funciona, de verdad).