"Hay que diferenciar a las mujeres que realizan una actividad de ocio con ejercicio intenso, de las deportistas de élite que están sometidas a un entrenamiento exagerado y ante el estrés de la competición, así como a las que realizan otras formas de actividad exigente como el ballet y la danza moderna". Así lo afirma la doctora Emilia de Dios, Jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Móstoles.

Según ella, el efecto del propio estrés y una cantidad crítica de la grasa corporal pueden ser las influencias más importantes que afectan al rendimiento deportivo cuando las hormonas están en pleno funcionamiento.

Aunque ninguna mujer es igual a la otra y puede afectar de diferente forma, son comunes los retrasos o amenorrea en deportistas. En niñas incluso puede frenar y retrasar su desarrollo hormonal.

"Cuando el ejercicio se inicia antes de la menarquía, primera menstruación, y la cantidad de grasa corporal es crítica, esta se puede retrasar tres años; y, por ejemplo, las mujeres que pesan menos de 53 kg y adelgazan más de 4.5 kg al hacer ejercicio son las que tienen más posibilidades de presentar el problema", asevera la doctora.

Son inconvenientes que, sin embargo, no tienen por qué afectar a los resultados deportivos, ninguna mujer dejará de subir a un podium "por culpa de la regla".

"Ningún estudio ha demostrado que pueda afectar a la calidad del entrenamiento ni al rendimiento. Lo que sí hay que tener en cuenta es la pérdida de la densidad ósea que puede desembocar en las deportistas de élite en un mayor riesgo de fracturas por sobrecarga y en el perfil de las lipoproteínas, aunque estos efectos debidos al hipoestronismo, sobre todo este último, es compensado por el aumento en el colesterol HDL, inducido por el ejercicio que puede ser cardioprotectora", dice la doctora De Dios.

Por otro lado, la práctica de ejercicio produce endorfinas, lo que puede reducir el malestar de los síntomas propios de la menstruación y ayudar a mitigar la irritabilidad o la retención de líquidos. Si el deporte no aliviara las molestias y no queremos suspenderlo entonces sí, hay que tomar medidas.

"Los umbrales para el dolor son diferentes para cada persona. Hay algún estudio que refiere que el ejercicio eleva el umbral del dolor. En realidad, lo que puede haber es la incomodidad derivada del flujo menstrual y el posible descenso de la hemoglobina si éste es profuso y por tanto si esto es así no deben realizarse ejercicios que conlleven un alto consumo de oxígeno. Esto se puede suplementar con aporte de hierro", puntualiza la doctora.

Tanto en pequeñas molestias como en problemas más graves, como largas amenorreas, se recomienda ponerse en manos de un especialista, para que calzarse unas zapatillas durante todo el mes no nos suponga un quebradero de cabeza.