Quién le iba a decir a los hermanos Richard y Maurice McDonald que la apertura de su primer establecimiento de comida rápida hace casi 70 años sería el primero de decenas de miles alrededor de todo el mundo y que, además, se postularían como líderes del sector.

Elegidos por la rapidez del servicio, los bajos precios y la flexibilidad de horarios, los restaurantes fast food siguen reproduciéndose cada día. De hecho, se estima que el consumo de comida rápida en España crezca un 50% en los próximos cinco años, según el último informe elaborado por EAE Business School ‘El gasto en comida rápida 2015”.

Aunque España es uno de los países que menos invierte en este tipo de comida, cuando vamos a uno de estos restaurantes nos gastamos más dinero que el resto de países analizados en el estudio.

Esto no significa que cuando pisamos un restaurante de comida rápida nos atiborremos a hamburguesas sino que, en España, “tenemos alternativas como tapas y pinchos” y “tenemos nuestra propia estructura de comidas” ya que tenemos dos comidas más fuertes comparado con otros países, detalla Xavier Medina, director de la Cátedra UNESCO de Alimentación, Cultura y Desarrollo y especialista en antropología social y alimentaria.

Las prisas del día a día, el estrés y la depresión son algunos de los factores que favorecen al consumo de comida rápida. “En consulta nos solemos encontrar a personas con trastornos de ansiedad o depresivos que pueden abusar de este tipo de alimentos porque producen un refuerzo inmediato”, apunta Marta Bermejo, psicóloga de Psicomaster Psicólogos.

Pero estos factores no son los únicos que nos hacen frecuentar estos establecimientos. Los regalos con el menú, las grandes cantidades de comida, el sabor e incluso los colores de la marca nos llaman a gritos para acudir a sus restaurantes.

De hecho, “el color rojo y amarillo son muy usados en estos negocios porque inciden en nuestra apreciación del sabor y, de esta manera, influyen en nuestro apetito”, según la web expertos en marketing de la Universidad de Málaga.

Comida basura, los fast food más demandados

¿Qué es lo que realmente nos hace volver una y otra vez a los fast food? La facilidad y, en el caso de la comida basura, el placer, sobre todo cuando comemos uno de los productos más consumidos: la hamburguesa.

El sitio web Fast Food Menu Price ha representado en una infografía lo que pasa en nuestro cuerpo nada más comer un Big Mac, el plato estrella de McDonalds.

En ella explica que a los 10 minutos activa los sistemas de recompensa a través de la dopamina, la hormona del placer y felicidad.

En la imagen señalan que este proceso que efectúa nuestro cerebro cuando comemos comida basura “es similar a lo que pasa cuando se consumen drogas”.

Después de 20 minutos, tu cuerpo y cerebro piden más de esta comida porque llevan dos ingredientes adictivos: fructuosa y sodio. A los 40 minutos puede que te entre más hambre. Un McFlurry, un cono de nata, etc. Siempre hay hueco para más.

Y esto pasa porque perdemos el control del azúcar en la sangre, lo que significa que tenemos más antojo de comida. Después de una hora de haberte zampado ese menú, ¿qué pasa? Pues que tu cuerpo necesita básicamente alrededor de 24 a 72 horas para digerir los alimentos que has consumido.

En el consumo de estas comidas, “el problema principal radica en el elevado contenido en grasas, especialmente en las saturadas y en sal” ya que “sólo con ese bocadillo estamos consumiendo la mitad de la recomendación diaria y casi un 40% en el caso de las grasas totales y la sal”, detalla Alicia Aguilar Martínez, Experta en Nutrición y Salut de la UOC.

Además, no sólo tomamos la hamburguesa sino que solemos coger un menú completo con refrescos azucarados y patatas. Esto hace que “en una sola comida del día será bastante fácil superar las cantidades diarias orientativas de los diferentes nutrientes”, apunta la experta Aguilar.

No sabemos lo que comemos

​¿O sí que lo sabemos pero preferimos obviarlo? Castor Bayo, nutricionista de Nutricionista en Casa, argumenta que “si la gente fuera consciente de lo que come y un nutricionista le explicase todo lo que aporta este tipo de comida y lo que puede suponer para el deterioro de su salud, estos establecimientos estarían vacíos”.

Hay que pensar que, en el caso de las cadenas de comida rápida, “de una hamburguesa lo más sano que podemos encontrar en un menú es el tomate y la lechuga”.

Hay que apuntar que el estudio de EAE Business School se centra en las grandes cadenas de comida rápida como McDonalds, Burger King, Pans&Company, etc., pero cabe señalar que se entiende por fast food “al tipo de comida que se consume en sustitución a una de las principales comidas del día”, explica Alicia Aguilar Martínez, Experta en Nutrición y Salut de la UOC.