Esta historia demuestra una vez más, que la bicicleta no tiene edad y si no, que se lo pregunten a Elena Gálvez, una dulce anciana de 90 años que seis días a la semana recorre 30 kilómetros sobre las dos ruedas. Este hecho ha provocado que en su localidad de residencia, un sector de Rengo (Chile), haya sido bautizada como la “Abuela de la bicicleta”.

No es para menos, si tenemos en cuenta que esta mujer recorre a la semana 180 kilómetros o lo que es lo mismo: 9.360 kilómetros al año, y que lleva haciéndolo desde hace 47 años. “Es mi compañera, es mi amiga, yo sin ella no soy nada”, afirmaba la anciana alegremente a la prensa local. “Soy feliz sobre las dos ruedas y si me fallan las dos que tiene mi bici, tengo otras dos en casa”.

De este modo, el velocípedo se ha convertido para Elena en su modo de vida, ya que es la única manera que tiene de poder acceder a sus clientes. Y es que, si la anciana recorre todos esos kilómetros cada día es para repartir huevos entre sus vecinos y poder así sobrevivir en su humilde residencia, donde no cuenta con frigorífico ni con un baño.

Así, la bicicleta ha sido para Elena una salvación ya que le ha permitido poder continuar con su actividad sin que sus huesos se resientan, y es que, admite, que sus piernas ya no le permiten caminar como cuando era más joven.

La prensa local que ha cubierto el caso de esta anciana en numerosas ocasiones, ha hecho hincapié en el hecho de que Elena no forma parte de ningún programa de protección social y en que su pensión, 65 mil pesos (alrededor de 90 euros) le obligan a tener que subsistir con la venta de huevos. Sin embargo, todo ello, parece no ser un problema para ella, que cada día, con una gran sonrisa en su rostro, va de puerta en puerta vendiendo los huevos de sus gallinas.

Pese a ello, sí hay algo que entristece a esta anciana: el no ver apenas ni a su hijo (el único que la queda), ni a sus tres hermanas, residentes en la capital. De hecho, su única compañía son sus animales: 30 gallinas, cuatro patos, dos gansos, un ternero…

No obstante, la anciana asegura que continuará viviendo en el mismo lugar y pedaleando sin descanso. Cuando se le pregunta por su sueño, aparte del de ver más a sus familiares, tiene otro bastante más “práctico”: poder cambiar su bicicleta actual por una eléctrica que le permita moverse con mayor facilidad.