Hasta hace poco tiempo, esta disciplina tenía cierta fama de friki, y aunque las cosas han cambiado mucho, todavía es posible que te topes con algún profesor demasiado místico o con poca formación o ego. También hay que tener en cuenta que en yoga existen muchos estilos, y algunos son más difíciles de comprender, al menos de primeras, para la mentalidad occidental o para alguien completamente neófito en el esta práctica.

Kundalini Yoga, por ejemplo, es un estilo de yoga en el que se realizan muchos mantras y cantos, por lo que no te lo recomendamos como primera elección si estás pensando hacer yoga pero nunca has probado una clase y además tienes mucho sentido del ridículo.

En yoga, una de las cosas más importantes es encontrar el estilo y el profesor con el que conectes, que te haga sentir cómodo durante la práctica y no friki si es que eso te preocupa.

Atento a estas señales

En tu primer contacto con el yoga te recomendamos ir con la mente abierta, porque van “cantar” el OM, porque te pueden hablar de chakras o centros energéticos, de emociones o del fin espiritual del yoga.

Pero tampoco es necesario sufrir o sentirte ridículo en una clase de yoga demasiado extraña, en la que sientas que te haces daño o en la que el discurso o la metodología del profesor no vayan contigo. ¿Cómo saber si es normal lo que ocurre en tu clase? Lee detenidamente los siguientes puntos.

Demasiados cantos. Como te decíamos, puede que estés en una clase de yoga Kundalini o que al profesor le encanten los mantras y encima cantar. Esto no quiere decir que la clase sea mal ni friki, simplemente, que de momento no es para ti. Pero no juzgues todo el yoga por esta experiencia, hay otros muchos estilos en los que no tendrás que cantar ni decir “cosas raras”.

Demasiado rollo espiritual. La práctica del yoga persigue la unión de cuerpo, mente y espíritu. Pero no es ninguna religión ni tienes que creer en nada extraño para practicar yoga. Si tu profesor tiene un discurso espiritual que te chirría o te sientes adoctrinado e incluso te han dado consejos sobre tu vida personal, cambia de profesor.

El gurú y los alumnos. ¿Tu profesor te resulta demasiado divo o diosa? ¿Crees que peca de ego o de endiosamiento? Entonces, deja de ir a sus clases, eso no es yoga. Para esta disciplina, cualquier profesor es un eterno alumno, que debe compartir su práctica, ayudando a sus alumnos y mostrando sus propias limitaciones, no enseñarla como si fuera un iluminado o un gurú.

Situaciones ridículas. ¿Te han pedido que te convulsiones sobre el suelo para liberar tus emociones? ¿O que bailes? ¿O que hables de tus sentimientos? ¿O que medites pensando en cosas que en realidad te dan ganas de reír? Dependiendo del estilo y el contexto, estas situaciones podrían ocurrir. De hecho, a los principiantes suelen darles risa o vergüenza ciertas cosas en yoga, como cantar el OM. Pero si te sientes realmente ridículo o forzado a hacer algo que no te apetece, no lo hagas o cambia de clase.

Posturas acrobáticas. Desgraciadamente las redes sociales han puesto de moda el “postureo” en el yoga. Hay montones de cuentas de yogis en las que verás posturas alucinantes, increíbles… y casi imposibles de hacer para la mayoría de los mortales, incluidos los profesores de yoga. Pero el yoga no es acrobacia, ni postureo, ni intentar hacer la asana más difícile. Si las clases de tu profesor son así y prácticamente nadie puede seguirle e incluso te has hecho daño, cambia de profesor.

Sin orden ni concierto. Toda clase de yoga debe seguir una lógica, en su contenido y progresión. Siempre se comienza preparando cuerpo y mente con los Saludos al Sol o un calentamiento articular, más algún pranayamao práctica respiratoria, y se continúa practicando las asanas escogidas por el profesor con un objetivo. Si tu profesor no calienta, se pasa de una postura a otra sin ningún tipo de fluidez ni transición, si no hay ningún hilo conductor durante la clase… no estás ante alguien demasiado experto o no tiene la formación adecuada.

Te haces daño. Todo profesor debe ofrecer opciones sencillas y complejas para que cada alumno pueda adaptar la práctica a su nivel. También debe proponer posiciones de descanso e invitarte a parar si lo necesitas. Además, debe corregir tus posturas durante la práctica, tanto verbalmente como acercándose a ti para ayudarte. Si esto no ocurre, lo más fácil es que te hagas daño.

No haces nada. Si tu clase de yoga consiste en hacer algunos estiramientos y posturas que se parecen sospechosamente a la gimnasia de mantenimiento, y te pasas la mitad de la clase sentado o tumbado… seguramente tu profesor no tenga formación en yoga o te hayas apuntado a una clase de yoga para la tercera edad.

Sí es normal. Decir el OM al principio y al final de las clases, hacer pranayamas o prácticas respiratorias, conectar con tu cuerpo, tus emociones y tu parte más espiritual cuando estés preparado, hacer mudras o posiciones de dedos, utilizar palabras en sánscrito para referirse a las posturas y prácticas, hablar de chakras, bandas o Sutras, los textos clásicos de esta disciplina.