El debate sobre si se puede estar con sobrepeso a la vez que estar en forma es una cuestión que ha dividido a los expertos a lo largo de la historia. Sin embargo, un estudio realizado a 3,5 millones de británicos durante los últimos 20 años demuestra que eso no es posible.

El estudio, que fue llevado a cabo por la Universidad de Birmingham y presentado en el Congreso Europeo sobre Obesidad que se ha llevado a cabo en Oporto, concluyó que, incluso estando metabólicamente sanos, las personas con obesidad siguen teniendo un riesgo alto de padecer problemas de corazón o un ataque fulminante que aquellos que tienen un peso normal. Dicho estudio fue dirigido por el doctor Rishi Caleyachetty, y, aunque fue expuesto en dicho Congreso, aún no ha sido publicado en ninguna publicación científica.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores cogieron una muestra de 3,5 millones de británicos mayores de 18 años y los estudiaron desde 1995 hasta 2015. Al comienzo de la investigación, todos ellos estaban sanos en cuanto a problemas cardiovasculares se refiere.

Los dividieron en varios grupos en función de su índice de masa corporal y de si padecían diabetes, presión arterial alta o algún otro tipo de problema en la sangre. Para incluirlos en el selecto grupo de “metabólicamente sanos” no tenían que tener ninguna de esas enfermedades.

El resultado, después de 20 años de análisis, fue que los individuos que tenían sobrepeso tenían un 50% más de probabilidad de sufrir un problema de corazón, y un 7% más de sufrir un infarto súbito, aunque estuvieran en el grupo de “metabólicamente sanos”, sin ningún tipo de enfermedad coronaria.

Sin embargo, los “metabólicamente sanos” y que se mantenían en un peso y, por tanto, en índice de masa corporal bueno, no tenían esos riesgos asociados; es decir, que el estudio demostró que puedes tener sobrepeso, no tener enfermedades del corazón, diabetes o la presión alta y, únicamente por esos kilos de más, ya estás poniendo en juego tu vida.

Por tanto, este estudio demuestra la importancia de llevar una vida saludable y activa, dejando de lado el sedentarismo y haciendo todo lo posible para tener unos niveles corporales adecuados. No tanto por estética o por el qué dirán los demás, que al final es lo de menos, sino por la propia salud de cada uno y por tener un futuro con una calidad de vida más que aceptable.