Seguramente pienses que no es nada nuevo el que te digamos que fumar es perjudicial y que llevar un estilo de vida sedentario también, además de beber demasiado alcohol; sin embargo, lo que hasta ahora no se sabía era en qué proporción la combinación de estos malos hábitos incidía en la probabilidad de una muerte prematura.

De estudiarlo se ha encargado una investigación australiana publicada en PLOS Medicine, que ha utilizado los datos de más de 230 mil participantes en el "45 and Up Study", la investigación más grande realizada en el país con el objetivo de descubrir cómo cambia la población a medida que envejece.

La triple (e inesperada) amenaza

Dormir más de nueve horas por la noche, estar sentado más de siete al día y no llegar al mínimo establecido de 150 minutos de actividad física moderada semanal puede cuadriplicar el peligro de muerte prematura.

"Sabemos que un estilo de vida sedentario no va bien, desde hace tiempo se ha comenzado a entender el efecto del sueño en la salud en general pero esta es la primera vez que los dos factores se consideran juntos", afirma la Doctora Ding, responsable de la investigación. "Nuestros datos muestran que cuando a un estilo de vida sedentario se le asocia un escaso ejercicio físico y demasiado tiempo en la cama el efecto de deterioro es similar al efecto del alcohol o el tabaco sobre nuestra salud".

Demasiado descanso es perjudicial

Otra triple amenaza llega del exceso de sueño asociado al alcohol y al tabaco: también en este caso la probabilidad de muerte prematura para todas las causas se cuadriplica. “Si queremos ser verdaderamente eficaces en la prevención deberíamos tener en cuenta no solo un factor, si no todos los componentes que conforman nuestro estilo de vida y cómo modifican nuestro perfil de riesgo”, afirma Ding.

No moverse y dormir demasiado

El riesgo de muerte prematura es el doble si la persona mantiene un estilo de vida sedentario y duerme más de nueve horas por noche. “La falta de ejercicio físico es fundamental para reducir nuestra expectativa de vida, pero si se asocia además a un exceso de sueño, el riesgo aumenta; hasta ahora no se había pensado en adherir a la “ecuación” para calcular la probabilidad de muerte prematura el número de horas dormidas, pero nos hemos dado cuenta de que se trata de un elemento a tener en cuenta por todos sus efectos”, subraya la autora del estudio australiano.

No moverse y mantener un estilo sedentario

No alcanzar los 150 minutos de actividad física semanal moderada además de un trabajo o unos hábitos que nos obliguen a permanecer más de siete horas al día sentados llevan al doble las posibilidades de morir prematuramente.

Fumar y beber alcohol

No podía faltar en el listado esta pareja letal, que lleva al doble el peligro de muerte prematura por todas las causas. “Los efectos negativos de estos dos hábitos son de sobra conocidos, lo que nos ha sorprendido es el efecto nefasto de otros hábitos que no se consideran tan peligrosos como dormir demasiado o pasar mucho tiempo sentados. Entender mejor qué combinaciones de malos hábitos ponen en riesgo nuestra salud significa tener más posibilidades de intervenir con una combinación que sea verdaderamente eficaz”, concluye Ding.