El Feng Shui es una filosofía milenaria, de origen taoísta, cuyo principal objetivo es crear armonía en los espacios donde se aplica. Relacionado con los conocimientos misteriosos de la cultura china, se sitúa entre la frontera de lo visible, lo que ocurre en la tierra, y lo invisible, lo desconocido, lo que ocurre en el espacio.

En el caso de los gimnasios, al tratarse de un espacio donde fluctúa la energía, también se puede aplicar esta filosofía. “Si el gimnasio ya está hecho, hacer un estudio real de esta técnica te lleva siempre a hacer cambios. Podemos ubicar las máquinas de una manera u otra, pero siempre implicará cambios en aspectos como el color, que es una vibración que perciben las personas”, afirma Beatriz Fernández, presidenta de la Asociación de Técnicos y Profesionales de Feng Shui (ATPF).

La ubicación de los elementos dentro del gimnasio es importante, sí, pero no es lo fundamental. “La fuerza de esta técnica está en hacerlo bien desde la construcción del lugar; si no se puede, hay que hacerlo mediante reformas; y, si no, a través de la ubicación de los elementos”, explica Fernández.

Por eso lo que se lee por ahí de que el Feng Shui es únicamente cambiar las cosas de lugar “son chorraditas dentro de un análisis más exhaustivo que se debe realizar en el lugar”, según la presidenta de la ATPF.

¿Y cómo afecta esto a las personas?

Evidentemente, entrar en un espacio desordenado y con unos colores chillones o muy psicodélicos van a hacer que las personas que están ahí no se sientan cómodas. Y lo mismo pasa en lugares como los gimnasios.

Ahí es más importante si cabe la armonía de todos los elementos para que cuando te encuentras haciendo ejercicio solo pienses en el ejercicio y no en lo horrorosa que está pintada una pared o lo desordenado que está todo.

Es por ello que en un gimnasio se valoren, dentro de los parámetros del Feng Shui, los circuitos por donde las personas se mueven, los espacios y las salas abiertas, e incluso los grandes ventanales que pueden suponer un escape de energía.

“Se busca que en un gimnasio la gente esté a gusto, que haya mucho movimiento pero que estén en armonía. No tiene que ver con la belleza, el Feng Shui no tiene por qué darte belleza, sino armonía en todos los elementos”, comenta Fernández.

Y es que, al final, el Feng Shui es como el amor: lo sientes o no lo sientes.