Yo siempre estaré de acuerdo en que, de una manera saludable, luches por adelgazar o por estar más en forma. Pero también te digo que no debes obsesionarte.

Muchas veces, porque vemos que nos pilla el toro, o porque estamos demasiado motivados y lo que queremos, lo queremos ya, nos alejamos del camino de la salud y empezamos a hacer locuras para perder unos gramillos extra.

El mejor consejo que te puedo dar para que no te pase esto es que escuches a tu cuerpo. ¿Que por qué? Por una cosa llamada fatiga adrenal (tranquilos que no os voy a hablar de tecnicismos).

La fatiga adrenal puede sabotear tu entrenamiento. Y es que en el mundo en el que vivimos, todo el mundo es muy competitivo, trabaja durante muchas horas y luego se mete unos entrenamientos de altísima intensidad para “desfogarse” o porque así “adelgaza más rápido”.

Este tipo de fatiga no siempre se nota, pero veamos algunos síntomas que dan a entender que tal vez deberías levantar un poco el pie del acelerador.

1.- Te sientes arrastrada: Supuestamente el entrenamiento te debería dar un chute de energía. Si te ocurre al contrario y te cuesta hasta levantarte de la silla, deberías pensar en bajar el ritmo o tomarte unos días de descanso.

2.- Siempre estás cansada: Si siempre tienes sueño, o no dejas de pensar en echarte una siesta, quizá has ido demasiado lejos. Cuenta las horas que duermes y analiza cómo te sientes. Si después de haber dormido 7 u 8 horas sigues por los suelos, descansa unos días.

3.- Te cuesta solucionar los problemas: Otro síntoma de que te estás pasando es cuando te das cuenta que tienes problemas cuando en el trabajo tienes que hacer muchas tareas a la vez, o simplemente te cuesta concentrarte hasta para los trabajo más sencillos.

4.- Tienes la mente nublada: Si te cuesta pensar con claridad y tu memoria no dura más que lo que duraría la de un pez, es porque tu entrenamiento no sólo afecta al cuerpo si no también a la mente.

5.- Enfermas más de lo normal: Si eres de los que apenas se pone malo, o te coges uno o dos resfriados al año, y ahora parece que no levantas cabeza y no puedes separarte del pañuelo, está claro que tu cuerpo ha tocado techo y tus defensas han disminuido.

6.- Te cuesta recuperarte de una enfermedad: Parece que el resfriado que tuviste la última vez, no se quiere despegar de ti. Parecía que te habías recuperado pero no, aunque estás mejor, sigues encontrándote mal. Una vez más, el sobre entrenamiento ha hecho que tu sistema inmunológico se haya visto afectado.

Ahora bien, siempre está correcto descubrir los síntomas pero, ¿qué hacer si te acabas de dar cuenta de que ya estás en ese momento? Veamos lo que deberías hacer para recuperarte y volver a darlo todo de nuevo.

1.- Tómate un día de descanso

2.- Vete a dar un paseo en lugar de ir a entrenar

3.- Métete a una clase de yoga

4.- Prueba a dar alguna clase de meditación

5.- Practica la respiración consciente

6.- Intenta dormir un mínimo de 7 horas.