Lo has probado casi todo, pero no puedes evitarlo: como te pongan un buen dulce delante te lanzas a por él. Ni qué decir de una jugosa porción de pizza que queda, ¡si es que te está llamando a gritos! ¿O no? Puede que según en qué lado de la mesa estés sentado la atracción no sea ni mínimamente parecida.

Así lo ha asegurado un reciente estudio según el cual el método perfecto para acabar con tus brotes irrefrenables por llevarte un calórico manjar a la boca. Simplemente, debes evitar que estén cerca de tu mano dominante.

Se te va de las manos

Nada de hincharte a alimentos sanos saciantes como el aguacate, los frutos secos o los huevos para evitar la tentación de llevarte a la boca una de esas delicias calóricas ­que tanto te gustan a ti y a tu grasa abdominal que parece estar gritando ‘¡nuevas amigas!’ a cada trago que das.

Según el equipo de investigadores, nuestra tendencia a coger objetos o alimentos atractivos está directamente relacionada con dónde estén estos ubicados.

Así, si un zurdo se encuentra con una grasienta hamburguesa pegada a su mano derecha, es más probable que pase de ella que si está colocada a su izquierda. Así de fácil.

Aunque actualmente se calcula que alrededor del 13% de los hombres y el 11% de las mujeres son zurdos, los autores del estudio defienden que la influencia en la toma de decisiones de nuestro lado dominante se produce por igual en zurdos y diestros.

Al parecer, la percepción que tenemos de las cosas se ve afectada por el lugar que ocupan, tanto si estamos sentados como de pie. Asimismo, y de manera inconsciente, nos podemos decantar por unos u otros alimentos según la cantidad de los mismos que haya en nuestra área de visión hacia un lado u otro.

Más que ser, estamos de izquierda o de derecha

“Si le pidiésemos a la gente que juzgase y escogiese entre dos candidatos a un puesto de trabajo, el promedio de diestros que escogerían a las personas que están a la derecha y de zurdos a los de la izquierda sería más que llamativo”, asegura el doctor Daniel Casasanto, autor principal de la investigación.

Ojo, porque los científicos averiguaron que este tipo de conductas son también aplicables a otras facetas de la vida. Tras organizar una simulación de elecciones, se dieron cuenta de que las personas se decantaban por uno u otro voto según dónde se encontraban situadas las papeletas.

“Este tipo de influencias invisibles podrían tener un impacto real en la vida y la salud de las personas”, afirma Casasanto, quien cree que aún es necesario investigar más en la materia antes de hacer conclusiones tajantes.