Definición de cuñado (o ‘cuñao’, según la dicción) recogido en el diccionario apócrifo de la RAE: personaje de la familia con el que no tienes vínculos sanguíneos que opina de todo con poca base de conocimiento, alienado por la corriente imperante. Es decir, lo que todo el mundo ha sido, al menos, alguna vez en su vida. En este caso, a la hora de opinar de correr.

Hablar sobre running parece haber superado con creces a hacerlo sobre alineaciones, convocatorias nacionales o tácticas futbolísticas. Incluso a hacerlo de política. Así, sabes que el tema podría salir en cualquiera de las inminentes comidas navideñas.

Y como siempre, porque eres un cuñado o cuñada tipo, querrás opinar. Bien, pues aquí van unas ideas con las que harás brotar, a menos, las dudas sobre ti. Es decir, del no tiene ni idea al quizás sepa algo, que teniendo en cuenta tus antecedentes, sería un gran logro.

1.- No hace falta gastarse más de 100€ en unas zapatillas para correr. Es más, sería perjudicial. Dos datos curiosos al respecto: Un estudio de Bernard Marti (Universidad de Berna. 1989) publicado en la American Journal Sports Medicine recogía que aquellos que corrían con zapatillas de más de 95 dólares se lesionaban el doble que los que lo hacían con unas de menos de 40€.

Otro estudio, de Barry Bates (jefe del laboratorio de medicina deportiva y biomecánica de Oregón, 1991) descubrió que las zapatillas nuevas son mucho más lesivas que las viejas, pues con estas el pie se acerca más a la libertad de movimientos.

2.- Correr es lesivo para las rodillas… si corres mal. Tras varios años de boom en el running, las ideas van evolucionando. Por suerte. Así, ya se sabe, o lo debería saber cualquier practicante de la carrera a pie, que hay una forma de correr correcta, natural, para la que evolucionó el cuerpo humano durante millones de años, y otra incorrecta.

Así, muchos corredores han introducido en sus rutinas ejercicios de técnica de carrera, para aprender a correr bien. Pero el caso es que correr bien con zapatillas con el talón elevado y acolchadas y con control de la pisada, es muy, muy complicado para los populares.

3.- Las zapatillas con amortiguación y drop no protegen de las lesiones ni mejoran el rendimiento. Tras una exhaustiva investigación que Craig Richards publicó en el British Journal of Sports Medicine (Universidad de Newcastle. 2008), no encontró estudios independientes, de doble ciego, es decir, científicos, que las zapatillas de correr con esas características fueron mejores frente a calzado fino y plano.

4.- Correr sí engancha. Hay distintos tipos de enganche. Como aseguran diferentes científicos en el documental ‘Running, la gran obsesión’, un 3% de los corredores populares estaría en riesgo de engancharse.

Esto es, que perdería familia, trabajo, pareja… por su obsesión por correr. La cosa es que el resto de corredores, sin llegar a ese extremo, tendrían otros síntomas: creer que son mejores que los que no corren, o reconocer que han cambiado quedas con colegas o reuniones de trabajo por correr.

¿Y por qué? porque al correr, te ‘colocas’. Vamos, que correr genera en el cerebro mecanismo opioides, y en el cerebro se detectan, con tomografías, funcionamientos similares a cuando se consume marihuana u otras sustancias.

5.- La deshidratación en las carreras se debe más a la falta de sales que a la falta de agua. Bebe antes de tener sed, si haces pis clarito es que estás hidratado y otras frases peligrosas. En fin. La explicación: una excesiva hidratación hace que el cuerpo pierda sales en exceso.

Sodio, potasio… que ayudan al movimiento muscular. Así, se sabe que esos corredores que llegan haciendo eses al final de los maratones, lo que no tienen son sales. Y en muchos casos, en su cuerpo hay mucha agua.

6.- La ropa técnica no resulta determinante para los corredores populares. En los noventa, con ropa de algodón, había más corredores populares que bajaban de las tres horas que ahora. Y eso que ahora tenemos una ropa con ‘grandes’ investigaciones científicas detrás…

No hay ningún estudio que afirme que antes los corredores tenían más frío o enfermaban más. Otra cosa sería las ‘sensaciones’, concepto este bastante homeopático y tal.

7.- La pasta o el arroz no son estrictamente necesarios para correr largas distancias. ¿Alucinas? Pues más alucinarán los comensales de tu familia política cuando se lo cuentes. Busca información sobre obtener energías de las grasas o de hidratos de frutas y tubérculos, y completarás tu argumentación.

Yo odio el nombre de paleodieta, pero al final, para entenderte, lo podrías utilizar, para acto seguido, dejar de lado los cubiertos y ponerte a comer con las manos...

8.- Correr alarga la vida. Correr es bueno, y la ergonomía del ser humano actual es fruto de haber andado y corrido durante millones de años. Lo que no es normal es no hacerlo: menos masa muscular y más achaques.

La cosa es que los corredores viven más. ¿Elixir de la eterna juventud? A ver, no nos pasemos. Según Científicos del Hospital Universitario de Bispebjerg en Copenhague, los corredores y corredoras tienen un riesgo de muerte del 44% inferior frente a los sedentarios. Y llegado este punto, igual puedes animar al personal a levantarse y hacer la conga para bajar esa copiosa comida…

Ahora solo falta que te aprendas esto de memoria. Si no lo consigues… no saldrás del cuñadismo en tu vida. No pasa nada. Hay sitio para todos.