No nos engañemos. Las San Silvestres (carreras populares que se celebran alrededor de España y del mundo entero el 31 de diciembre) están pensadas, además de para demostrarnos a nosotros mismos que estamos en plena forma, para poder empinar el codo alegremente la noche en la que damos la bienvenida a un nuevo año. ¿Error? No, por un día que te bebas hasta el agua de los floreros (aunque no deberías) no te va a pasar nada, aunque para ello deberás primero poner a punto tu organismo.

Como ya sabrás, cada San Silvestre es un mundo y cada corredor también. Pero si hay algo que toda carrera y todo runner tienen en común es que tras cada una de ellas (por corta que sea) su protagonista debe hidratar y nutrir el organismo de manera correcta y saludable. ¡Ojito con esto! Si no lo hacemos, nos enfrentamos al riesgo de que este heroico reto deportivo nos muestre su cara menos amable en forma de lesión o de cansancio extremo.

Pero, os preguntaréis vosotros, ¿qué cenar en una de las noches más locas en la cocina de todo el año? Tu tía Mari quitándoles las pepitas a las uvas, tu madre preparando ese cóctel de marisco con salsa rosa que lleva anticuado desde los ochenta, tus sobrinos metiendo manos a los mantecados antes incluso de poner la mesa… Vale, que no cunda el pánico. Primero, repasemos qué es lo que necesita tu organismo para recuperarse de una carrera.

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En los momentos inmediatamente posteriores a la carrera, deberemos rehidratar nuestro cuerpo con abundante agua. Y ya sabes que no debe estar muy fría y que debes beber en tragos cortos y constantes. Nada de vaciar la botella de un litro en menos de un segundo. Recuerda que ya no estás compitiendo y que tu cuerpo necesita asimilar esa hidratación en pequeñas dosis.

En cuanto a la alimentación, los expertos recomiendan la ingesta de carbohidratos (sobre todo los de alta densidad y rápida asimilación como los zumos de frutas, la pasta, el arroz o la patata), las proteínas (huevos, legumbres, carnes como la pechuga de pavo, el pollo, la ternera, el hígado de cerdo…) y las grasas Omega 3 y 6 (que encontramos, por ejemplo, en el pescado y en el aceite de oliva). ¿Y esto cómo se traduce en un posible menú de Nochevieja? Aquí tienes varias opciones para el plato principal:

Pasta con atún y un chorrito de aceite de oliva.

Huevos revueltos con verduras a la plancha.

Salmón a la plancha acompañado de arroz integral.

Wok de pollo y calabacines al curry.

Papillote de bacalao y verduras al vapor.

Estofado de ternera con verduras.

Cuscús con pollo, calabaza y espinacas.

Ensalada de patata con tomate, aguacate y

Hamburguesa de salmón con salsa de pepino.

Ensalada de brócoli y fruta con pollo a la parrilla.

No te olvides del postre

Importantísimo también que, además de algún que otro polvorón, tomes una pieza de fruta al terminar de cenar… ¡No valen solo las doces uvas! Tras el intenso esfuerzo físico al que te has sometido, lo mejor es elegir aquellas que contienen altos valores de glucosa. Así pues, ten a mano plátanos, pasas, dátiles, naranja, mango o sandía… Todas ellas te ayudará también a reponer gran parte de las sales minerales que has perdido durante la carrera.

Empieza la fiesta botella (de agua) en mano

No solo comienza un nuevo año, sino que has despedido el anterior demostrando que estás en plena forma, ¡qué corran (nunca mejor dicho) las copas y los chupitos! Sí, pero con cabeza, querido amigo. Lo mejor es que no te olvides de beber agua durante toda la noche. A no ser que vivas en Miami y puedas degustar el cóctel con tequila que te ayuda a recuperarte del entrenamiento.

Pero en serio, recuerda que tu cuerpo aún está luchando por recuperarse y que necesita toda la hidratación posible. Y como ya sabrás, el alcohol deshidrata. Así pues, si quieres que tu cuerpo no se vuelva loco, bebe una botella de agua de las pequeñas entre copa y copa.

¡Feliz año runner!