Trepar, resbalar, la bandera, la flor... son solo algunos de los nombres que van surgiendo durante la clase de Pole Dance, una forma de baile que tonifica todas las partes del cuerpo y que puede practicar toda aquella persona que se atreva a pasárselo bien mientras hace deporte.

El Pole Dance tiene resultados prácticamente inmediatos, puesto que desde el primer día tendrás que hacer gala de una buena dosis de perseverancia y esfuerzo para que esa barra de metal no sea más fuerte que tú. La dificultad de sus ejercicios va en progresión según cada alumno/a va evolucionando, aunque, según nos indica Marta Portilla, entrenadora de esta disciplina: "todo el mundo puede hacer Pole Dance", sin tenerle miedo a nada.

Y es que con Pole Dance no solo se trabajan los brazos, requisito indispensable para poder ascender y descender la barra, sino también toda la zona abdominal y las piernas, resultando así una modalidad deportiva íntegra con la que te podrás poner en forma con una sonrisa en la cara e ir bailando por la vida.