Ramón Arroyo tiene, como él mismo dice, dos enfermedades: la esclerosis múltiple y el síndrome de la bola de nieve, ese que le hace ponerse a correr un poco y, al final, terminar haciendo maratones o Ironman, una de las pruebas deportivas más duras que existen.

Sin embargo, Ramón no solo "compite" en estas carreras, sino que lo hace día a día para convivir con una enfermedad, la esclerosis múltiple, que afecta a más de 45.000 personas en nuestro país y que, sin embargo, sigue siendo una gran desconocida para la sociedad.

"No todas las enfermedades han tenido la oportunidad de tener un altavoz como el caso de la esclerosis múltiple con Dani Rovira o Karra Elejalde", nos cuenta Ramón, que se lamenta de que el efecto llamada que tuvo la película '100 metros' no haya sabido aprovecharse bien por el colectivo y, hoy en día, hayan vuelto a la oscuridad mediática.

Y es que la esclerosis es como "un bicho que te come si te quedas en casa", una enfermedad que tiene como una de sus consecuencias principales la fatiga que, como el propio Arroyo se encarga de puntualizar, no es lo mismo que el cansancio. Con la fatiga no puedes ni moverte y cuando llega ese momento "tienes que convencer a tu cerebro de que tienes que hacerlo poco a poco, como un tren de mercancías". Otro ejemplo: "Me voy a ir a correr y tardo 30 o 40 minutos en vestirme, y tengo que descansar al ponerme los calcetines".

Además de esta consecuencia física, también existen las consecuencias sociales. "Hay mucha gente que está pasando verdaderos calvarios en sus trabajos porque no se entiende que tengamos problemas que te incapacitan laboralmente", comenta Ramón, y cita el ejemplo de un pianista con EM que pierda la sensibilidad de las manos. ¿Podría seguir trabajando como pianista?

En cuanto a los próximos retos, Ramón tiene claro que espera que "no haya que seguir haciendo barbaridades para visibilizar la esclerosis múltiple", y apunta al próximo Ironman de Lanzarote, donde espera estar en la salida después de haber pasado "tres años jodidos" y estar aún adaptándose a las secuelas del nuevo tratamiento.