Bailar es una de esas actividades que despiertan nuestro verdadero yo. Si quieres conocer de verdad a alguien, obsérvalo en una pista de baile. Hasta los que odian moverse y refunfuñan cuando toca noche de bailoteo, todos tenemos nuestra personalidad bailonga. Es quedarse un rato mirando la pista (o la barra) y descubrir el abanico de estereotipos que se mueven a sus anchas interpretando la música. En Correr y fitness hemos detectado unos cuantos ¿con cuál te identificas?

Los coreógrafos

Son fácilmente reconocibles. Lo bailan absolutamente todo. Tienen coreografías, pasos e ideas para cualquier canción, no salen de la pista en toda la noche y se empeñan en contagiar al resto intentando que todos repitan sus movimientos. Tienen alma de coreógrafo o animador sociocultural.

Los modositos

Les gusta bailar, pero nunca se desmelenan, sus movimientos son sencillos, elegantes y jamás pierden la compostura, no los vayan a juzgar. No son el alma de la fiesta, pero hacen bulto.

Los entregados

Siempre te cabe la duda de si se habrán bebido quince copas o están así de colgados por naturaleza. Lo bailan todo de forma desmedida, no controlan las distancias y sus coreografías resultan exageradas y a veces fuera de lugar. Suelen vaciar la pista cuando intentan contagiar su locura a los demás.

Los arrítmicos

Los pobres lo intentan, pero el ritmo no es lo suyo. Su intención es bailar al compás de la música, pero tienen una especie de ritmo propio que sólo ellos entienden. Suelen despertar ternura porque es fácil comprobar que no dan más de sí.

Los sobrados

Son los divos de la pista, la naturaleza ha sido generosa con ellos y se saben los más sexys del lugar. Se contonean con sensualidad y observan al resto para corroborar que todo el mundo los está mirando. Son lo más parecido a los pavos reales extendiendo su bonito plumaje.

Los sujeta vasos

Odian bailar, están cabreados porque no les gusta el momento bailoteo y se esconden en la barra sujetando un cubata. Si los amigos se ponen muy pesados harán un leve movimiento de pies derecha-izquierda intentando no derramar el líquido del vaso.

Los pasos básicos

Su repertorio se limita a un paso que repiten durante toda la noche. Si los intentas sacar de ahí se estresan porque saben que ir más allá supone hacer el ridículo. Le ponen empeño e intentan sacarle todo el partido posible a su movimiento estrella.

Los incordios

Suelen ir pasados de alcohol y eso se traduce en que, básicamente, incordian en la pista. Se mueven sin control, empujan, incordian y a más de uno le dan ganas de invitarlos a salir del local. Son la pesadilla de los coreógrafos y los sobrados.

El Pulpo
El Pulpo | iStock

Los pulpos

La música les despierta un sentimiento de exaltación de la amistad o del amor que se traduce en más contacto del necesario. Se arriman a cualquiera, se restriegan, te abrazan, te cogen para bailar "agarrao" y son lo más parecido a un pulpo en una pista de baile. Resultan altamente cansinos.