Últimamente se habla mucho de la cantidad de forofos de la bachata y la kizomba que se agolpan en las salas de baile. Si bien es cierto que los dos ritmos le han comido el terreno a la salsa, sus más fieles defensores están luchando para que recupere el lugar que ocupó hace unos años. Teniendo en cuenta que los salseros de corazón son tenaces, seguros, enérgicos y valientes, estamos seguros de que devolverán la salsa al número uno del ranking. ¿Cuántos de estos rasgos de personalidad encajan contigo?

Alegres

La salsa es el ritmo de la alegría. Aunque también existen salsas lentas o románticas, en general son rápidas, divertidas e invitan a la fiesta. Los salseros son personas alegres y positivas que se lo pasan pipa bailando. Algunas canciones, en especial las salsas cubanas, son todo un llamamiento a la felicidad.

Seguros de sí mismos

Los salseros son bailarines seguros de sí mismos. Bailar salsa con soltura es complicado y sacar a alguien implica un alto grado de seguridad para resolver la situación con éxito. Sabedores de que dedicarle cuatro minutos de canción al paso básico es aburrido, cuando se tiran a la pista es con la certeza de que harán divertirse a su pareja.

Extrovertidos

Los salseros son extrovertidos por naturaleza… son capaces de viajar a cualquier parte del mundo y presentarse en un sitio de ritmos latinos con la salsa como lenguaje universal. Además, aprovecharán para lucirse en cualquier fiesta o acto social con música cuando escuchen el ritmo de la clave.

Ligones

Contrariamente a lo que podría pensarse, a pesar de que en la salsa hay menos roce que en la kizomba o la bachata, los salseros, tal vez por su perfil más seguro y extrovertido, son unos ligones natos. Dominar el ritmo más complicado les da un plus de seguridad a la hora de conquistar en la pista.

Tenaces

Bailar salsa implica ser muy tenaz. No es un ritmo fácil y dominarlo lleva tiempo y requiere esfuerzo. Hay que ir a clase, frecuentar el social, estar dispuesto a bailar con todo tipo de parejas y aceptar críticas, consejos y trucos de los profesionales. Salsa cubana, mambo, salsa en línea, caleña… las opciones se multiplican y el esfuerzo para poder defenderlas todas también.

Deportistas

El que pretenda estar toda una noche bailando salsa en un social sin tener buen fondo físico no ha ido nunca a una discoteca de ritmos latinos… bailar cuatro o cinco salsas seguidas exige estar en forma para poder aguantar un ejercicio que es muy aeróbico. Debido al desgaste, es habitual que los salseros sean personas deportistas que trabajan su cuerpo y se preparan para la exigencia física de la pista de baile.

Enérgicos

Bailar salsa supone un subidón de energía tal que los que la bailan parecen pilas alcalinas, que nunca se agotan. Son personas activas, positivas y enérgicas que estarán dispuestas a salir a bailar en cualquier momento. Un mensaje o una llamada es motivo suficiente para que un salsero salte del sofá y se presente en una sala de baile en tiempo récord.

Reyes del postureo

Si hemos dicho que son seguros y ligones, por qué no reconocer que en las pistas de salsa también hay mucho postureo. Es un ambiente competitivo en el que a muchos les gusta lucir estilo, repertorio de figuras y pasos libres. Hombres y mujeres extienden sus colas de pavo real para demostrar que son los mejores del local.

Gamberros

Los salseros son los más gamberros de los aficionados a los ritmos latinos. La prueba está en que se unen los primeros a los meneítos, las ruedas cubanas o cualquier ocurrencia de los relaciones públicas de las salas por descabelladas que parezcan. El caso es divertirse y no parar de bailar en toda la noche.

Valientes

Ser salsero hoy en día y defenderlo públicamente es de valientes… porque no está tan de moda, porque lo que se lleva es ser bachatero y porque implica conocimientos, tenacidad y un nivel de baile muy superior a los demás ritmos latinos. Por todo ello, ser salsero de pro hoy en día es muy bizarro.

Incansables

Son los que cierran los locales, los salseros no se cansan nunca y más ahora, que tienen que compartir la noche con bachateros y kizomberos. Siempre les parecerá que no han bailado suficiente y que les queda energía para un par de salsitas más.