Sin embargo, como en toda “herramienta” para hacer deporte, es necesario que sepas unas pautas básicas para que cuando te subas a tu “bólido” no te arrepientas a las primeras de cambio. Toma nota.
1.- El tamaño de la bici: al igual que con los zapatos, la ropa, los patines o las hamburguesas de comida rápida, en las bicicletas también hay que saber elegir bien la talla de la misma. Por ejemplo, si mides 1,90m, no puedes ir en una bicicleta de tamaño M, porque toda la biomecánica que tendrás que hacer cuando te subas a la bici será errante.
Si lo prefieres, también puedes elegir los apartados por separado; esto es, el tamaño del cuadro por un lado y el tamaño de las ruedas por el otro, aunque deberán ser siempre coherentes. No te puedes coger un cuadro de 33 centímetros para unas ruedas de 29 pulgadas.
En el siguiente cuadro, elaborado por la tienda de bicis Bikester te puede quedar más claro.
2.- La presión de las ruedas: otro de los errores más típicos de los que comienzan en el mundo del mountain bike es llevar las ruedas o hinchadas como piedras o bien flácidas. Ni un extremo ni otro son positivos para ti ni para tu bici.
Lo óptimo es llevar una presión de entre 2.2 bar y 3.5 bar. Este dato te lo dará cualquier máquina de inflado de ruedas, como el que se encuentra en las gasolineras para las ruedas de los coches.
Ten en cuenta que cada cierto tiempo tendrás que revisar la presión, puesto que la porosidad de las gomas de las cubiertas deja salir el aire poco a poco. Si coges la bici de una semana para otra, revísalo.
3.- Revisar la cadena: esta parte de la bici es fundamental, y muchas veces es de las más descuidadas. No tienes que revisarla cada día, pero conviene que, tanto para empezar a usar la bici como cada poco tiempo, le eches un chorrito de aceite engrasador a la cadena. De este modo evitarás roturas y, sobre todo, ruido cuando vayas a tope por el campo.
4.- Cuida la postura corporal: para evitar dolores de espalda cuando sales de la bici, es importante llevar una buena postura corporal. Por ejemplo, debes ir alternando entre ir sentado (en las zonas más llanas) con ponerte de pie (en las cuestas o para coger impulso). De esta manera cambiarás la incidencia del esfuerzo en el cuerpo.
En tramos rectos y llanos, sin complicaciones, puedes soltarte del manillar y estirar las manos, las muñecas, los brazos, para evitar que se te carguen demasiado. En cuanto a la espalda, el ángulo debe ser próximo a los 50º para evitar molestias en las lumbares.