Con las vacaciones de semana santa a la vuelta de la esquina y las del verano a tiro de piedra, la idea de hacer dieta vuelve a la cabeza de muchos, sin embargo, a partir de ese momento las invitaciones a cenas, picoteos en casas de amigos, etc., parecen multiplicarse. ¿Te suena?

Pues bien, desde la publicación Prevention, han hecho una recopilación de esos comportamientos. Descubre cómo detectar las tentaciones y cómo combatirlas.

Te preparan para el fracaso

Muchos amigos te pueden quitar la motivación para hacer dieta (en ocasiones con su mejor intención), con frases del tipo “me gusta cómo eres”, sin embargo, tal y como señala Allison Tibbs, nutricionista y entrenadora personal de San Francisco: “Muchas veces estas afirmaciones se hacen basándose en la propia experiencia personal con la intención de protegerte de un posible fracaso si la dieta no funciona, pero puede ser también un ataque de celos por el hecho de que tú consigas llegar donde tu amigo no ha sido capaz ”.

Sin embargo, debes mantenerte firme, piensa el verdadero motivo por el que quieres adelgazar y coméntaselo tanto a amigos como parientes. Si alguno de ellos también ha decidido comenzar con la “operación bikini”, os podéis ayudar mutuamente a manteneros firmes en el intento.

Un restaurante nuevo cada noche

Todos tenemos al típico amigo ‘gourmet’ que está siempre a la caza de los nuevos locales de la ciudad donde poner a prueba el paladar, por lo que resistirse a los planes que éste te proponga puede ser extremadamente difícil.

Ahora bien, si caes en la tentación, antes de entrar en el restaurante chequea el menú y comprueba que haya platos que puedan casar bien con la dieta que estás siguiendo. En caso contrario, sugiere otro restaurante. En el caso de que el que te lo proponga sea un colega del trabajo, con el fin de ‘desconectar’ de la larga jornada laboral, siempre puedes sugerir otro plan como tomar un café o dar un paseo.

Que elijan por ti

Vale, ya has conseguido ir a un restaurante donde la carta se ajusta a tu objetivo, cuando alguno de tus amigos sugiere pedir varias cosas para picar, comienzan las sugerencias: croquetas, alitas de pollo, empanadillas… ¡Basta! antes de que te encuentres tu plato cargado de carbohidratos imponte y trata de pedir aquello que te conviene para acabar con los michelines.

¡El vaso siempre lleno!

En España somos así, rondas y rondas de cervezas o copas de vino que nunca llegan a estar del todo vacías, sin embargo, las bebidas alcohólicas son muy calóricas, así que si no prestas atención puede que eches a perder tu dieta no por lo que comes, si no por lo que bebes.

Así que antes salir, coméntale a ese amigo que se empeña en llenar siempre tu vaso que pise el freno. También tienes la opción de dar pequeños sorbos a la copa para que esté siempre llena y así tu amigo no tenga tentaciones de llenártela todo el tiempo.

¿Te saco algo de picar?

Ya se sabe que en las visitas a casas de amigos, la mesa nunca está vacía: patatas, aceitunas, saladitos, pastas… Es decir, todos aquellos alimentos muy apetecibles, pero muy calóricos. ¿Qué puedes hacer?

“La mejor opción es eliminar cualquier alimento de la reuniones entre amigos, se pueden elegir otras cosas que hacer como dar un paseo a pie o en bici, ir de excursión, apuntarse a un curso…”, sugiere Matt Grieser, dietólogo clínico de la Indiana University Health Methodist Hospital de Indianapolis.

El amigo vacilón

Es cierto que tienes amigos colmados de buenas intenciones, pero también lo es que los tienes bastante más “puñeteros” y que se dedican a tomarte el pelo y recordarte las múltiples ocasiones en las que trataste de hacer un dieta y no conseguiste perder peso.

“El único modo de resolver esta cuestión es dejar bien claro las cosas a estas personas, explicándolas que os lo estáis tomando en serio y que si no os van a apoyar es mejor que se estén callados”, explica Steve Siebold, autor de “Die Fat or Get Tough: 101 Differences in Thinking Between Fat People and Fit People", un manual de autoayuda para conseguir llevar a cabo la dieta con éxito.