Lo primero que hay que tener en cuenta es la percepción que existía del hecho de practicar ejercicio, y es que, la asignatura de educación física, por ejemplo, se había introducido en las escuelas en los años 50, pero únicamente en las privadas, por lo que todavía estábamos lejos de pensar en el deporte como algo “necesario” para nuestra salud.

Sin embargo, se comenzaban a dar los primeros pasos para convertir el ejercicio en una actividad a la que dedicar nuestro tiempo libre. Así, según recoge el profesor de de Teoría e Historia del Deporte de la Universidad Europea de Madrid, Antonio Rivero Herrai, en su artículo “Edad contemporánea: Deporte y Sociedad durante el Franquismo”, en esta década se construyeron la mayoría de los 12.000 espacios deportivos creados en España desde 1940, aunque la mayoría de ellos con capital privado.

Ese aumento de las instalaciones deportivas fue uno de los alicientes que tuvo la población para comenzar, aunque fuese de manera tímida, a hacer ejercicio. Así, según datos de la Encuesta de Hábitos Deportivos de España del Consejo Superior de Deportes el número de deportistas federados se triplicó en la década, pasando de los 201.296 a 640.375. Para que te hagas una idea de lo que supone la cifra, según la misma fuente, en 2015 la cifra de deportistas federados alcanzaba los 3.586.133.

Eso sí, no hay sorpresas en lo que al deporte estrella se refiere, en los 60 el fútbol seguía siendo el rey en los patios de los colegios. A ello, influía el hecho de que comenzaba la década con el Real Madrid consiguiendo su quinta copa de Europa, lo que provocaba que los niños y no tan niños se lanzaran a la calle a imitar a sus ídolos jugando ‘a la pelota’.

Así, en 1960 el fútbol era uno de los deportes que contaba con mayor número de federados (43.436) y llegó a alcanzar los 105.000 al final de la década. Pero el balompié no era el único deporte que con el que soñaban los niños de aquella época, el boxeo creó también una gran cantidad de seguidores gracias a figuras de la talla de Urtain, conocido como “El Tigre de Cestona”, o Pedro Carrasco. No en vano, esta especialidad deportiva comenzó la década con 1221 federados, y la acabó en 1969 duplicando ampliamente esa cifra con 2.924.

 

“Las veladas de boxeo disputadas, en un principio, en el madrileño frontón Fiesta Alegre y posteriormente en el Palacio de los deportes -con la presencia de la televisión desde los años sesenta- eran seguidas en toda España”, señala Rivero Herrai.

Sin embargo, ninguno de estos dos deportes era el que contaba con más adeptos, ¿adivinas cuál podía ser? Una pista, no era el “running”. Con 58.935 deportistas en 1960, la caza era la disciplina que contaba con mayor número de federados al inicio de la década. Destacaban además otras disciplinas como la pesca (6.410), el balonmano (8.637), o el baloncesto (7.715).

¿Y en los gimnasios, qué se hacía?

En la época de los 60 en España los gimnasios aún no eran tan populares como lo son ahora. Los pocos que había entonces estaban destinados sobre todo a los que se dedicaban al boxeo y no sería más tarde, hasta la década de los 80, cuando se popularizaran los espacios para hacer pesas y practicar aquel concepto tan novedoso del culturismo.

En Estados Unidos, por ejemplo, en los 60 ya existía un buen número de gimnasios para tonificar el cuerpo, con máquinas tan revolucionarias como las que se pueden ver en este vídeo y que, sin duda, hacían las delicias de sus usuarias, ya que poco o nada tenían que hacer, salvo dejar que la máquina trabajara por ellas.