Las cosas que se hacen rápido y sin planificación, por lo general, no suelen salir bien. En alguna ocasión puedes tener suerte y decir eso de “qué bien están los planes improvisados”, de acuerdo, pero en lo que se refiere a la transformación del cuerpo esto no funciona así.

En primer lugar, cuando te apuntas al gimnasio por primera vez o después de un largo periodo de inactividad, lo que tienes que tener en cuenta y saber es cuáles son tus objetivos. En este punto, lo que te recomendamos es que los plantees a medio y largo plazo, ya que el corto plazo no suele salir bien y es el camino más directo a la frustración.

Algunos de los objetivos que te puedes poner son, por ejemplo, ganar tonificación muscular, perder las cartucheras, bajar la barriga cervecera, subir las escaleras sin que te duelan las rodillas, prepararte para la boda que tienes el año que viene o, simplemente, empezar a hacer deporte y llevar un estilo de vida saludable.

En segundo lugar, y una vez que ya conoces tu objetivo, debes prepararte una rutina no demasiado dura, esto es: no pienses en levantar 50 kilos en la máquina de bíceps el primer día. Me atrevería a sugerirte que tampoco pienses en aguantar una clase entera de spinning el primer día.

Como hemos comentado anteriormente, hay que ir poco a poco. Si quieres utilizar el spinning para perder peso, empieza con pequeñas dosis sobre la bici de spinning y hazlo de manera independiente a la clase, con tu música y tu ritmo.

Un entrenamiento estándar para tus primeros pasos en el gimnasio incluiría sesiones de bicicleta estática suave (unos 10-15 minutos cada día), sesiones de bicicleta elíptica (unos 10-15 minutos cada día) y unas sesiones de cinta de correr (10 minutos cada día). Todo ello, eso sí, acompañado de estiramientos al final de todo tu entrenamiento.

En este sentido, los estiramientos son una parte fundamental si quieres seguir con el ritmo y no “morir” en el intento. Unos buenos estiramientos evitarán que al día siguiente las agujetas se hayan apoderado de ti, además de evitar posibles lesiones.

En las semanas siguientes ya puedes ir añadiendo otros ejercicios a tu rutina cardiovascular. Por ejemplo, utiliza el cardio (bici, cinta de correr, etc.) para calentar, y después haz un circuito que incluya parte de las máquinas para hacer ejercicios. Finaliza el entrenamiento con otro poco de cardio más los estiramientos.

Sin embargo, lo mejor es que, una vez estés plenamente integrada en el gimnasio, uno de los monitores que trabajan allí te hagan una tabla de ejercicios de tonificación. Es importante decirle que quieres tonificar y no ganar músculo, pues los ejercicios, las repeticiones y los pesos cambian considerablemente.

Por último, también has de saber algunas normas, algunas escritas y otras no, que existen en cualquier gimnasio:

1.- Lleva toalla. Es una cuestión higiénica para que te quites el sudor y también para ponerla en las máquinas que vayas a usar.

2.- Si haces pesas, no las tires al suelo. Es muy habitual, cuando estás en el gimnasio, escuchar a los de la zona de pesas tirando los utensilios al suelo. No lo hagas, por favor.

3.- Usa el móvil, pero lo justo. Si eres de los que van a ir al gimnasio a hablar por el móvil, hacerse selfies o subir stories a Instagram, mejor quédate en casa y ahórrate el dinero. Si lo vas a hacer igualmente, al menos no molestes al resto de usuarios.

4.- Despeja las máquinas. En relación al punto anterior, cuando acabes de hacer tus repeticiones en la máquina de turno, coge tu toalla y libérala para el siguiente usuario.