La guerra a los kilos de más se encrudece con la llegada del verano. Por eso ahora, cuando el termómetro parece que empieza a desperezarse y la lluvia comienza a dar tregua, son muchos los que recurren a la dieta para conseguir librarse de esos michelines indeseados. Sin embargo, existen trucos básicos que no te harán pasar hambre y que te ayudarán en tu objetivo.
Toma nota de estos consejos que, aunque a priori parezcan absurdos, funcionan si estás pensando en adelgazar.
El ‘engaño’ visual
Cuando vayas a servirte tu ración procura hacerlo en un plato pequeño. Conseguirás engañar al cerebro haciéndole creer que has llenado el plato cuando en realidad estarás comiendo una cantidad de comida menor que si utilizaras un plato normal.
Slowly, my friend
¿Cuántas veces te han dicho que deberías comer más despacio? Pues bien, ha llegado el momento de que hagas caso. Las personas que comen más lento consiguen que su estómago emita a tiempo la señal de saciedad, un aviso que el cerebro interpreta haciéndonos sentir llenos provocando que dejemos de comer.
Sin embargo, si comemos rápido, le damos menos tiempo al organismo a que reciba el bolo alimenticio y emita la consiguiente orden de parada, por lo que ingeriremos más comida de la que realmente necesitamos. Además, masticando bien los alimentos lograremos digestiones menos pesadas y nuestra salud nos lo agradecerá.
El agua, tu amiga
Además de ser indispensable para mantener hidratadas las células del cuerpo, el agua también puede convertirse en tu aliada perfecta a la hora de perder peso. ¿Cómo? Ayudándote a conseguir la sensación de saciedad de la que hablamos en el apartado anterior.
Beber un buen vaso de agua antes de las comidas llena el estómago y consigue que dejemos de ingerir esos piscolabis o aperitivos que no resultan nada beneficiosos a la hora de perder kilos.
Di adiós al aburrimiento
Si te encuentras inmerso en pleno proceso de adelgazamiento, más vale que mantengas tu mente ocupada. Los periodos de inactividad favorecen nuestras idas y venidas a la cocina, algo que evitaremos si estamos inmersos en alguna acción. Limpia, ordena la casa o redecora el salón. Da lo mismo con tal de que el cerebro no esté pensando en esa bolsa de patatas fritas que guardas en la despensa.
No te abrigues tanto
La tendencia natural del ser humano ante bajas temperaturas es cubrirse para entrar en calor. Ponerse un buen abrigo evita la pérdida calorífica del cuerpo pero, cuando de adelgazar se trata, pasar algo de frío no viene mal.
Si el organismo detecta que tiene frío empezará a quemar grasas para compensar la pérdida de calor que le provocan las bajas temperaturas. De esta manera, al final del día habrás perdido unas cuantas calorías más que si te hubieras puesto dos bufandas. Aplica el sentido común, que tampoco hace falta que te castañeen los dientes y cojas una pulmonía.
Los clásicos que nunca fallan
Los que quieren perder kilos lo tienen tan fácil –y tan difícil a la vez– como empezar a seguir una alimentación saludable y practicar deporte con frecuencia. Una dieta rica en nutrientes básicos y baja en grasas y azúcares es, junto al ejercicio físico, la clave para adelgazar. Tienes que olvidarte de los bollos para desayunar y de los filetes empanados para cenar: no pasa nada porque de vez en cuando te des un capricho, pero la norma general debe ser la ingesta de frutas, verduras y pescado y carnes magras.
Compagina esta alimentación mediterránea con algo de deporte. Empieza con ejercicios de intensidad baja y ve aumentando según vayas poniéndote en forma.