"Podemos trabajar cualquier problema, desde una lesión grave o una cirugía. Aunque siempre pensamos en las personas que tienen un problema en sus miembros inferiores, para los cuales el trabajar en el agua les disminuye su peso y esto les permite hacer movimientos impensables fuera de la piscina, pero para las personas con problemas de columna o de miembros superiores el agua también les ofrece grandes beneficios y avances", aconseja Álvaro Guerrero, fisioterapeuta y director general del centro médico y de rehabilitación Premium Madrid.

Si los fines son terapéuticos, solo un fisioterapeuta experto en agua podrá dirigir la recuperación; en caso de entrenamientos se harán cargo graduados en ciencias de la actividad física y el deporte.

Es igualmente importante tener en cuenta la temperatura del agua, según el objetivo los grados de la piscina o pileta subirán o disminuirán.

"Podemos usar las piletas de agua fría entorno a los 10º si el objetivo es la recuperación post competición”, comenta Álvaro.

Los baños de contraste entre agua fría y caliente se realizan si nuestro fin es mejorar la circulación, aunque para trabajar en rehabilitación tenemos el agua a 30º de temperatura. No obstante, si nuestro reto es la máxima relajación de toda la musculatura en podremos trabajar en agua a 36-38º.

Los deportistas son unos de los principales beneficiados de esta modalidad, por su rapidez en los tratamientos y la eficacia en lesiones concretas.

"Los corredores obtienen un gran beneficio del trabajo en el agua, ya que cuando en seco caminan con muletas, en el agua caminan sin ayuda, y cuando en seco caminan sin problema, en el agua empezamos a trabajar ejercicios de fuerza y de técnica de carrera, para después correr en la piscina. Esto le permite al corredor volver a la carrera mucho antes, con más confianza y sin miedo a la lesión", asegura el fisioterapeuta.

Este tipo de tratamiento acuático solo tiene una gran contraindicación y son las heridas abiertas o con suturas por el riesgo de infección.

En las demás lesiones, los ejercicios dependerán del alcance del trauma y el estado físico general del paciente. Piernas, hombros o cervicales pueden reforzarse con una tabla sencilla, explica el especialista.

- Para extremidades inferiores trabajaremos desde algo tan simple como caminar para reeducar la marcha a ejercicios de máxima complejidad o fuerza con elementos como gomas, tablas o cinturones de flotación, lastres, aletas…

- Respecto al hombro, pocas personas asocian el trabajo en agua para mejorar sus patologías y es una de las articulaciones que más agradecen el trabajo en el agua.

Trabajamos desde las fases más agudas para ganar la movilidad, para pasar por las fases de trabajo de fuerza y estabilidad, y terminar realizando cualquier ejercicio de natación.

- Las cervicales y en toda la columna en general es básico trabajar la estabilidad de la columna y dar movimiento a todas sus articulaciones. Para problemas cervicales y lumbares podemos hacer multitud de ejercicios ayudados por sistemas de flotación.

Si el problema de la persona es la movilidad cervical trabajaremos con tubos modificados para que pueda realizar todo tipo de ejercicios e incluso nadar sin necesidad de mover las cervicales.

Un especialista aconsejará y guiará al deportista o persona lesionada, que notará que tratarse bajo el agua supone menos esfuerzo y consigue recuperaciones tempranas.