El problema se acentúa cuando es una celebridad la que promociona este tipo de alimentación. La mayoría de estas dietas son de este estilo: Eliges unos cuantos alimentos, les añades un poco de magia, y creas un plan para convencer a todo el mundo de que esa dieta es la única que deben seguir para adelgazar rápidamente.

Sobra decir que todo esto es puro cuento y que no deberías perder ni medio segundo en siquiera pensar si seguirla o no.

Vamos a ver algunas dietas “milagrosas” que, repito son una auténtica locura pero lamentablemente no pasan de moda.

1. La dieta de la comida cruda

Cualquier experto estaría de acuerdo en que comer frutas y verduras al tiempo que se reduce o evita la comida precocinada es lo ideal para eliminar la grasa corporal, ¿verdad?

El problema está en que esta dieta prohíbe cualquier alimento que haya sido cocinado o procesado de cualquier manera.

Los seguidores de esta dieta argumentan que cuando un alimento se cocina, éste pierde todos los nutrientes. En parte tienen razón, pero aún así los alimentos cocinados siguen teniendo mucha fibra, vitaminas y minerales que no debemos dejar de lado. Es más, al cocinar un alimento se eliminan muchas bacterias que perjudican a nuestro organismo.

2. La dieta Alcalina

También conocida como la Dieta Ácida, esta dieta pide que te olvides por completo de la carne, lácteos, dulces, cafeína, alcohol y comida precocinada, para aumentar la ingesta de fruta, verduras, nueces y semillas.

Es cierto que tiene puntos favorables para la pérdida de peso (potencia el consumo de productos frescos y elimina los precocinados). Pero lo cierto es que nuestro organismo es realmente eficaz y eficiente a la hora de mantener nuestros niveles de pH donde deben estar.

Por eso, si eliminamos este tipo de comidas, no tiene por qué afectar al pH de nuestro cuerpo. Además, no hay estudios concluyentes que confirmen que el pH tiene relación directa con la quema de grasas.

Además no debemos olvidar la importancia que tienen los lácteos, la carne y los huevos en una alimentación equilibrada.

3. La dieta del tipo de sangre

Esta dieta fue idea del naturópata y físico Peter D’Adamo, y está basada en la noción de que lo que comes reacciona con tu tipo de sangre. Por ejemplo, aquellos que tienen un tipo de sangre 0 deberían comer carne, verduras y frutas, mientras que deberían evitar el trigo y los lácteos. Por otro lado si tienes sangre tipo A, entonces deberías hacerte vegetariano. Los del tipo B evitarán el pollo, el maíz, los tomates, los cacahuetes y las semillas de sésamo.

En cualquier caso no hay evidencias científicas que confirmen que tu tipo de sangre afecte a su peso.

4. La dieta de los cinco bocados

Esta dieta puede parecer absurda, y en realidad lo es. Según esto, puedes comer lo que se te antoje durante todo el día, pero sólo puedes dar cinco bocados. Y por si fuera poco dice que debes saltarte el desayuno.

El creador de esta atrocidad es Alwin Lewis, y explica que aunque demos mordiscos como los de un dinosaurio, nunca sobrepasaremos las 900 o 1.000 calorías diarias.