Si es así, tal vez estés poniendo en riesgo tu cuerpo, tu salud, y tu objetivo de perder peso.

Veamos qué pasa si no practicas la “alimentación consciente”, es decir, disfrutar de lo que comes, de sus texturas, sabores, etc.

Te vuelves irascible

Eso es. Imagina que acabas de entrenar y tu cuerpo abre la famosa “ventana” para ingerir los alimentos que repararán lo que ha provocado el entrenamiento. Hablamos de entre 30 y 60 minutos. Si no comes nada durante ese periodo, mejor que nadie se acerque a ti porque como sabrás, estás que muerdes. Pues lo mismo pasa cuando comes como si no hubiera un mañana, que a tu cerebro no le da tiempo a darse cuenta de que ya está saciado y te seguirá pidiendo más y más.

Te hinchas como un globo

Debido a que la comida pasa por el intestino a toda velocidad y además lo hará acompaña de aire, puede provocar gases e hinchazón, diarrea o incluso vómitos (aunque en raras ocasiones). La indigestión es muy común cuando el estómago trabaja a marchas forzadas porque simplemente no puede mantener ese ritmo. Entonces el cuerpo tiene dos opciones: Devolverlo por donde ha venido o mandar más agua al estómago para que vaya por el lado contrario.

Comerás más de la cuenta

Si comes en poco tiempo estarás añadiendo estrés a tu cuerpo y cambiando su metabolismo natural. La mitocondria (unas cositas muy pequeñas que están dentro de las células) no puede trabajar tan rápido y eso hace que tu metabolismo se vea alterado.

Se tarda unos 20 minutos para que esos mecanismos manden la señal de que ya puedes dejar de comer. Por ese motivo, si no les das tiempo a trabajar a su ritmo normal, la señal de estar saciado llegará más tarde y comerás más de la cuenta.

Y si ya te he convencido de lo importante que es comer con cabeza, vamos a ver algunos trucos para poder conseguirlo.

1.- Deja el tenedor en el plato mientras estás masticando y dedica un tiempo a tu compañero de mesa y a la conversación.

2.- Siéntate: Esto sobre todo pasa por la mañana mientras comes unas tostadas al mismo tiempo que te calzas y miras los correos en el móvil. En este caso es mejor madrugar un poco más y dedicar el tiempo necesario al desayuno.

3.- Bebe mucha agua: Esto hará que estés más saciado. Por eso es un buen truco para hacer antes de las comidas. Así, nuestros mecanismos se ponen en marcha y la señal de haber comido lo suficiente llegará a su debido tiempo.