Tenemos buenas noticias para los amantes de la cocina italiana que sufren cada vez que retiran la pasta de su dieta porque quieren perder peso. Investigadores del Departamento de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Toronto (Canadá) acaban de publicar un estudio en la revista BMJ Journals para analizar el efecto de la pasta en el peso y la adiposidad, en el contexto de dietas de bajo índice glucémico. Y atención al dato: su hipótesis es que quizá no sea tan perjudicial como se pensaba hasta ahora.

Esta investigación canadiense consistía en una revisión sistemática de 30 ensayos previos, en los que participaron cerca de 2.500 voluntarios con una dieta de bajo índice glucémico.

“Los alimentos básicos ricos en carbohidratos, como la pasta, han sido asociados a la epidemia de obesidad. Pero no está claro si la pasta contribuye al aumento de peso o, al igual que otros alimentos de bajo índice glucémico -que provocan menos picos de azúcar en sangre- contribuye a la pérdida de peso”, explican los investigadores en su trabajo. De hecho, hasta ahora no hay ninguna evidencia científica que señale que practicar ejercicio retirando los carbohidratos mejore en rendimiento. Todo lo contrario: este combustible muscular es imprescindible y quienes preparan maratones, por ejemplo, incluyen en su dieta la ingesta de estos ingredientes para entrenar durante períodos más largos de tiempo antes de sentir fatiga.

¿Barra libre de macarrones con chorizo?

Las conclusiones del metanálisis canadiense indican que, efectivamente, la pasta no provoca un aumento de peso o aumento de grasa corporal. Es más, “el análisis en realidad mostró una pequeña pérdida de peso. Por lo tanto, contrariamente a lo que se ha pensado, tal vez la pasta puede ser parte de una dieta saludable”, explica el doctor John Sievenpiper, coautor del estudio y científico del Departamento de Nutrición Clínica del Hospital Saint Michael.

Si leemos entre líneas esta investigación encontramos que, en realidad, tal afirmación tiene truco. Los 2.500 participantes en los estudios con dietas restringidas solo comieron media taza de pasta cocida, tres veces a la semana. Y la “pérdida de peso” que observaron fue de 1,1 libras (0,49 kilos) después de un seguimiento de 12 semanas: bastante poco. Los investigadores admiten en su trabajo que estos resultados se deben considerar en el contexto de una dieta de bajo índice glucémico, y que todavía queda pendiente analizar si comer pasta en otro tipo de dietas saludables también llevan a esta simbólica pérdida de peso. Es decir, comer menos espaguetis no te hará bajar esos kilos de más, pero tampoco podemos obsesionarnos con el consumo de este carbohidrato como responsable del sobrepeso.