Existen dos tipos de diabetes: la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2. La diabetes tipo 1 se caracteriza por ser una enfermedad autoinmune, es decir, el propio sistema inmunitario que suele combatir las infecciones en este caso ataca a nuestro cuerpo. En el caso de la diabetes ataca a las células de páncreas que producen la insulina. El cuerpo al no producir insulina no regula el exceso de glucosa y con el tiempo se pueden sufrir serios problemas de salud como daño a los riñones, a los nervios o incluso puede llegar a producir ceguera.

En la diabetes tipo 2, la más común, es una enfermedad que se relaciona con el estilo de vida, sobre todo con la obesidad. Al igual que la tipo 1 el cuerpo deja de producir o no produce suficiente insulina.

Ligado a esta enfermedad, sobre todo se da en las personas que padecen diabetes tipo 1 y generalmente mujeres, existe un trastorno alimenticio llamado diabulimia.

Las personas que sufren diabulimia, son diabéticas, y creen que el tener que pincharse insulina provoca que aumenten de peso, por lo que deciden no hacerlo, esto puede tener terribles consecuencias como las que os hemos comentado anteriormente. Al no regular con la insulina el exceso de glucosa que produce el cuerpo este puede verse severamente dañado.

Insulina
Insulina | Pixabay

En un documental que emitirá el canal 'BBC Three'."The World's Most Dangerous Eating Disorder" el próximo 24 de septiembre, Gema de 22 años, realizaba estas declaraciones que recoge el Daily Mail: "Es adictivo el no inyectarse insulina", "Puedes comer todo lo que quieras y seguir perdiendo peso".

El cuerpo de estas personas con diabetes tipo 1, al no regular bien esta hormona "anabolizante” que ayuda a aprovechar toda la glucosa existente en el cuerpo para que se use como energía o se almacene en los músculos, acaba atacando a las grasas para obtener esa energía, lo que produce una drástica pérdida de peso que puede acabar en muerte rápidamente si no se toman medidas.

El paciente adelgaza con facilidad, sin embargo esta pérdida de peso tan solo es una ilusión. Al decidir no inyectarse insulina pone su propia vida en peligro y al igual que los otros trastornos alimenticios la ardua recuperación no es tan solo física. La ayuda psicológica es fundamental.