Las personas que padecen diabetes tipo 2 podrían tener a uno
de sus mejores aliados más cerca de lo que puedan pensar. Bastaría con salir a
caminar después de cenar para que se redujeran los niveles de azúcar en sangre
en más cantidad que con la práctica de otros deportes.
Al menos esto es lo que están estudiando los investigadores
de la Universidad
de Otago, en Nueva Zelanda, donde se muestran optimistas con los avances
que está dando su trabajo. Desde este laboratorio aconsejan algo que,
probablemente si sufres diabetes tipo 2, ya sabes: hay que realizar ejercicio
físico al menos 150 minutos por semana.
Sin embargo, estos investigadores añaden un matiz: hacerlo
después de las principales comidas, sobre todo de aquellas que sean ricas en
carbohidratos que, al final, es de donde el cuerpo va a generar más azúcar en
sangre.
En concreto, lo que descubrieron es que la glucemia postprandial,
vinculada al riesgo de enfermedad cardíaca, descendía un 12% cuando los
participantes caminaban después de comer, pero el descenso llegaba hasta el 22%
cuando lo hacían después de cenar.
Para llegar a esta conclusión, hicieron que 41 personas con diabetes tipo 2 caminaran un total de 150 minutos a la semana. En la primera fase del estudio, los participantes caminaban 30 minutos al día en cualquier momento que quisieran.
Sin embargo, en la segunda fase, un mes después, los participantes tuvieron que salir a andar durante 10 minutos justo después de haber comido o cenado mientras que se les iba monitorizando el azúcar en sangre. De este modo, los científicos descubrieron los descensos indicados anteriormente.
No obstante, otra corriente científica advierte de las
precauciones que hay tomar en estos casos. Y es que, como comentan, las
personas con diabetes tipo 2 pueden tener problemas cardíacos derivados y, por
tanto, no sería positivo hacer ejercicio después de haber ingerido alimentos.
Esto se debería a que justo de haber comido, la demanda de
energía al corazón aumenta debido a la digestión, que pide esos recursos para
realizar su función. Si además, en esos momentos, se pide al corazón un aporte
extra para surtir a los músculos en la tarea deportiva, se podría aumentar el
riesgo de sufrir un problema cardiaco. Así que, con precaución.