El éxito de Zumba y su fórmula basada en clases plagadas de ritmos latinos ha triunfado en los gimnasios de todo el mundo pero deja fuera de sus aulas a personas que no pueden escuchar este tipo de música sin que les dé urticaria.

No a todo el mundo le gusta bailar salsa o merengue, pero ello no implica que no les apetezca fortalecer su cuerpo de una forma divertida y relacionada con el baile.

Pensando en este tipo de aficionados a ritmos más modernos y callejeros Les Mills idea BodyJam, un programa de entrenamiento aeróbico con el que disfrutar moviendo el esqueleto.

Hip-Hop, Funky y Free Style

La base del Body Jam son estilos de baile muy actuales, sonidos de éxito y coreografías divertidas y fáciles, que trabajan los pasos en progresión, de forma que los alumnos vayan uniendo los distintos movimientos sin mucha complicación. Durante 55 minutos los asistentes pueden trabajar su cuerpo combinando diferentes intensidades con canciones pegadizas y rutinas que aumentan su dificultad de forma orgánica. El secreto: no parar y mantener unas pulsaciones elevadas que te harán quemar calorías y grasa.

Body Jam
Body Jam | Clase de Body Jam Foto: Les Mills

600 calorías menos y mucha diversión

Una clase de Body Jam nos permitirá quemar hasta 700 calorías, sin machacar rodillas ni tobillos, pues las coreografías están pensadas para no dañar ninguna articulación. La forma física general mejora considerablemente con dos o tres sesiones por semana, además de conseguir un incremento de la coordinación, por la variedad de movimientos y ritmos que se interpretan en las clases. Es un buen complemento para personas que quieren sumarle ejercicio aeróbico a una dieta de adelgazamiento.

Calentar, bailar y estirar

La fórmula de Body Jam consiste en empezar la clase con un calentamiento que trabaja el cuerpo por partes, a través de movimientos simples de hombros, pecho, caderas y piernas y mucha disociación.

Con los músculos preparados se preparan una serie de coreografías que se trabajan por bloques, sumando pasos de modo que, al final, los alumnos se saben la rutina completa y pueden añadirle fuerza, interpretación y una buena dosis de desinhibición.

Para terminar, una tercera parte de la clase se dedica a estirar todos los músculos que se han trabajado en clase, para evitar lesiones.

Lo único que se necesita para hacer una clase es un poco de ritmo, coordinación y afición al baile, requisitos que mejorarán a medida que los alumnos se vayan familiarizando con las coreografías (que se repiten durante aproximadamente tres meses).

Para los alumnos aventajados y con mejor forma física existe la posibilidad de acudir a clases de Body Jam +, con coreografías más rápidas, más complicadas y movimientos mucho más complejos.