Si te sientes así, probablemente estés sufriendo una afección llamada edema, que no es sino la retención de líquidos en los tejidos. Las consecuencias: hinchazón en rodillas y tobillos, aumento del perímetro abdominal y de peso.

Conviene distinguir entre la retención de líquidos patológica y la no patológica. La primera es la más grave, pues sería el síntoma de alguna enfermedad más grave, como enfermedades renales, hepáticas, dificultad de circulación de la sangre o problemas en el corazón.

La no patológica ocurre en ocasiones puntuales, pero conviene saber qué es lo que la produce y, sobre todo, cómo puedes evitar esa sensación tan desagradable. Para eso, apunta estos consejos que te vendrán muy bien.

1.- Fuera la sal: lo primero que te dirán cuando tienes retención de líquidos es que elimines la sal de tu vida. Además de aumentar la tensión, provoca retención de líquidos debido al sodio que lleva.

2.- Movimiento: el deporte es esencial en estos casos. Todo lo que sea favorecer el aumento del ritmo cardiaco y la circulación de la sangre será positivo para que tengas retención de líquidos. Ahora bien, si nunca has hecho deporte, lo mejor es que empieces poco a poco, como saliendo a pasear a un buen ritmo.

3.- Ojo con el agua que bebes: puedes pensar que, como tienes retención de líquidos, lo mejor es beber agua. Error. Hay muchos tipos de agua, sobre todo las embotelladas, que tienen una alta cantidad de sodio, lo que no haría otra cosa sino empeorar la situación. Fíjate bien en que sean bajas en sodio.

4.- No estés mucho tiempo de pie: lo ideal es ir cambiando de posición a lo largo del rato que te toque estar de pie, sobre todo si estás en lugares cerrados y calurosos. Todo lo que sea favorecer la circulación sanguínea en las piernas será positivo para ti.

5.- Toma algún diurético: si puede ser natural, mejor que mejor. Ahí puedes aprovechar los efectos diuréticos de la sandía, del tomate, el pepino, los arándanos, el apio, la berenjena, los espárragos (ojo con el olor de después), el té verde o la avena.

Si a pesar de todo esto ves que se te siguen hinchando los tobillos y las rodillas, lo que tienes que hacer es acudir a un especialista, por si lo que te está ocurriendo es la señal que te está enviando tu cuerpo para que consultes al médico en busca de algún problema mayor.