Puede que más de una vez te hayas preguntado por qué, pese a comer mucho menos, no consigues adelgazar. Pues bien, un estudio de la universidad de California en San Diegoha dado con la posible culpable de que eso te ocurra: la ‘quinasa 1 de unión a TANK’ (TBK1).

El nombre no te dirá nada, pero se trata de una enzima implicada en el control del gasto energético. Su función es de gran importancia, ya que según los expertos, esta enzima sería la responsable de garantizar que sobrevivieras a períodos sin alimento, pero eso mismo se traduce también en hacer que tu cuerpo no queme calorías de la manera que a ti te gustaría para adelgazar.

Para entender cómo funciona esta enzima los científicos estudiaron su comportamiento en ratones. De este modo, los investigadores observaron que existía un doble mecanismo: vieron como en los ratones con obesidad cuando se activaba la enzima “TBK1” se apagaba AMPK. Y ¿qué es AMPK? pues un complejo de enzimas que se encargan precisamente de regular el gasto de energía. Así, cuando se encendía TBK1, se ‘apagaba’ AMPK, de modo que se reducía la capacidad los roedores para quemar calorías. De este modo, han descubierto por tanto, el mecanismo por el cual la obesidad reduce además el gasto de energía.

Observaron además cómo la enzima AMPK detecta cambios en los niveles de energía durante el ayuno, por lo que da la instrucción a las células de quemar grasa para utilizarla como fuente de energía. Sin embargo, cuando el ayuno activa AMPK inicia también el papel de TBK1, que inhibe el papel de AMPK en la quema de grasa.

Por tanto, los investigadores decidieron actuar eliminando la TBK1 en ratones obesos, lo que produjo automáticamente una pérdida de peso, sin embargo, cuando eliminaron esta enzima en ratones con un peso normal no observaron ningún cambio.

"La inhibición de TBK1 tiene el potencial de restablecer el equilibrio energético en estados de obesidad al aumentar la capacidad de quemar grasa”, afirma Alan Saltiel, director de esta investigación publicada en la revista Cell. “La inhibición de TBK1 tiene el potencial de restaurar el equilibrio energético en la obesidad al potenciar la capacidad del organismo para quemar grasa. Es probable que esta no sea la única vía para inducir el gasto energético en el ayuno o en la obesidad, pero nos muestra la manera en que podemos desarrollar fármacos que inhiban TBK1 o cualquier otra enzima implicada en el metabolismo”.

La pregunta del millón es ¿existe ese fármaco? Pues de momento, las investigaciones creen que sí. Se trataría del amlexanox, un fármaco antiinflamatorio y antialérgico utilizado para tratar el asma que se desarrolló en la década de los 80 en Japón y que al parecer es capaz de inhibir los efectos del TBK1.

De hecho, un estudio previo de los mismos autores mostró que mientras la inducción de la sobreexpresión de TBK1 en ratones obesos supuso un notable descenso en el gasto energético, la administración de amlexanox en los mismos animales se asoció con una pérdida de peso muy acusada.

Así, tal y como reconoce Saltiel, “es posible que la manipulación de esta vía nos permita incrementar nuevamente el metabolismo para mejorar el consumo de energía”, sin embargo, el científico apunta a que no sólo bastará con el fármaco para conseguir un descenso en el peso. “Creo que habrá que hacer las dos cosas: reducir la ingesta de energía a través de la dieta e incrementar el gasto energético mediante el bloqueo de esta reducción compensatoria en la quema de calorías. Es bien sabido que las dietas no funcionan por sí solas”.